Por Jorge Ceballos
Ayer hubo un mensaje por demás contundente hacia aquellos que quieren asaltar el poder desde el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. A esos que hasta el pasado reciente representaban a otras fuerzas políticas los llamaron viles y cobardes por querer apropiarse de un instituto al que no ayudaron en su conformación y, sobre todo, a la organización que lo llevó a ser actualmente la primera fuerza electoral en el país.
Dicen que para que la cuña apriete tiene que ser del mismo palo, y así fue. Manuela Obrador Narváez, actual diputada federal por el distrito uno con cabecera en Palenque y prima hermana del jefe del Ejecutivo de la nación, alzó la voz, lo hizo fuerte, quizá como nadie lo había hecho hasta ahora ante el intento de personajes identificados con el régimen de corrupción de Manuel Velasco Coello que intentan a toda costa enquistarse en Morena a través de la próxima elección de consejeros Estatales.
La voz de la legisladora federal sonó fuerte y causó eco, sobre todo ahora que Morena se ha convertido en el objeto de la ambición de personajes a quienes los persigue la sombra de la corrupción.
Obrador Narváez recordó a militantes y simpatizantes de Morena cuánto costó construir el instrumento de transformación que representa Morena. Ese movimiento en el que confiaron hombres y mujeres y que se ha convertido en una oportunidad de brindar bienestar a través de los programas federales a quienes más lo necesitan.
La parte fuerte del mensaje obradorista fue el siguiente: “me entero de que a quienes se les invitó a nuestra casa y se les dio la confianza, ahora de manera vil y cobarde piensan tomar por asalto lo que ellos no fueron capaces de construir, sin tomar en cuenta a quienes construyeron tan noble herramienta de cambio por el bien de todos”.
El mensaje de Manuela Obrador Narváez tiene gran impacto al ser una persona muy cercana al fundador de Morena, al gozar de la confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador y sobre todo por ser fundadora de ese partido político en que al principio nadie confiaba y que muchos atacaban.
Si en alguien corre la sangre de la izquierda en Chiapas, es precisamente en Manuela Obrador Narváez, porque siempre ha estado en la lucha que históricamente encabezó Andrés Manuel López Obrador.
El mensaje llamó la atención porque, en 2018, Morena abrió las puertas a través de candidaturas a personajes que estuvieron ligados al exgobernador Manuel Velasco Coello, incluso uno de esos beneficiados fue Eduardo Ramírez Aguilar, quien desde Mapastepec en 2015 trató de mentiroso al hoy presidente de la República.
Ahora, el grupo político conformado por Eduardo Ramírez Aguilar y Manuel Velasco Coello, intentan a toda costa “acomodar” al mayor número de consejeros en la próxima jornada electiva del 30 de julio, todo esto a costa de movilizaciones en las que pondrían en operación las viejas prácticas de la compra de conciencias y coacción del voto, esto luego que el proceso de renovación se abriera a la población en general y no solo a los militantes.
Producto de esas ideas perversas de apoderarse de Morena en Chiapas, está el insano interés de Enoc Hernández Cruz quien sin menoscabo ha iniciado un recorrido por todo Chiapas en el que lo primero de lo que habla es de la elección de la próxima dirigencia, pasando por alto que primero hay que elegir a los miembros del Consejo Estatal de donde saldrá el futuro dirigente.
El mensaje de Manuela Obrador Narváez no puede pasar desapercibido, en primera por ser alguien cercana al fundador de Morena y quien gobierna al país, en segundo lugar, porque al menos en Chiapas, ni la dirigencia que aún encabeza Ciro Sales Ruiz había dado un discurso fuerte y en el tono de la legisladora.
Pero, además, el punto más importante de todo esto, es que, el grupo político del exgobernador Manuel Velasco vía su testaferro Enoc Hernández Cruz, lo único que está provocando es divisionismo y malestar entre la base morenista, porque el exdirector del Icatech sin tener ningún tipo de injerencia en Morena, se ha dedicado a hablar desde ahora de candidaturas y perfiles para competir en 2024, dejando ver su verdadera intención.
Es decir, a Enoc Hernández lo enviaron a dinamitar la vida interna de Morena, porque a pesar de saber que no cuenta con el respaldo de las bases que construyeron al partido, le ha dado por soltar la lengua en pos de una dirigencia que simplemente le quedaría grande.
Por ello, no hay que perder de vista lo señalado por Manuela Obrador Narváez, porque de continuar las insanas intenciones de imposición en Morena de alguien ajeno por parte de un grupo político dañino, es muy seguro que las cosas pueden terminar muy mal al interior de este partido, al que por cierto nadie le daba más de tres años de existencia cuando se fundó… Hasta la próxima.