jueves, julio 4, 2024
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ENTRELÍNEAS | Apuestan a la división

Por Jorge Ceballos

La próxima renovación del Consejo Estatal de Morena ha despertado el deseo de un sector de la clase política de Chiapas de ver fracturado al partido fundado hace nueve años por Andrés Manuel López Obrador. En cuarteles distintos al vino tinto se cruzan apuestas en torno a que luego del 3 de septiembre el partido gobernante estará resquebrajado. Estos deseos tienen que ver con el proceso electoral de 2024 en el que algunos pretenden y sueñan con el regreso de aquellas fuerzas políticas que hundieron a la entidad en la corrupción y la peor de las crisis que se tenga recuerdos en el presente siglo.

Muchos que se creen unas “chuchas cuereras” en materia política auguran diferencias irreconciliables luego de la elección de la próxima dirigencia, sin dar un ápice de posibilidad para que el nuevo Consejo Estatal que tomará protesta en dos semanas luche por la unificación de las bases, militancia y simpatizantes de un partido que se ha convertido en el objeto de ambición de personas sin ideología y menos sin amor a un movimiento que se ha convertido en la esperanza de millones de ciudadanos en todo el país.

Quienes sean electos para dirigir a Morena en Chiapas, se llamen como se llamen, pertenezca a un grupo o no, tendrán ante sí la tarea por demás importante de unificar a la militancia y convencer a más ciudadanos para que sean miembros de esa fuerza política, para con ello, darle fortaleza a un partido que la abrió las puertas a gente que nunca antes tuvieron ideología de izquierda.

 

Lo que viene

Para quienes no conocen la vida interna de Morena, deberían entender que en ese partido el peso de las decisiones importantes no pasa por quien ocupe la dirigencia estatal, no, la decisión es colegiada y cuenta más lo que opinen los consejeros que el propio líder.

En ese tenor, tiene más peso quien ocupe la presidencia del Consejo Estatal que quien sea electo dirigente estatal, porque en Morena es quien tiene la facultad de llamar a sesiones a los consejeros.

Así que mientras algunos le dan más importancia a la elección de la dirigencia estatal, todos se están olvidando de la presidencia del Consejo Estatal, el cual, por estatutos es el máximo órgano de dirección de Morena.

Esos mismos que le apuestan a la división de Morena en Chiapas dan por cantada la elección de Carlos Molina Velasco como líder de Morena, lo cual no tiene nada de extraordinario, porque al final el aún delegado nacional cuenta o contará con la mayoría de los votos que se necesitan para convertirse en el próximo dirigente.

En ese escenario muchos se han dado gusto criticando el hecho que en el próximo Consejo Estatal de Morena habrá funcionarios, diputados y alcaldes, les ha dado a algunos críticos por señalar violaciones al artículo 8º de los estatutos, sin embargo, lo que esos mismos que vociferan una violación a los documentos básicos, no han interpretado y señalado que la prohibición que dicta dicho artículo tiene que ver con las posiciones ejecutivas.

Es decir, si cualquier funcionarios, legislador, alcalde o regidor, es electo para ocupar alguna de las carteras del Comité Ejecutivo Estatal, tiene que separarse del cargo público que desempeña porque eso es lo dictan los estatutos.

Muchos critican por qué ahora participaron funcionarios, alcaldes y legisladores para ocupar una posición dentro del Consejo Estatal, sería sencillo de responder: en 2015 cuando se llevó a cabo la última elección del máximo órgano de dirección de Morena, y en aquel proceso electoral Manuel Velasco Coello, Eduardo Ramírez Aguilar y otros más operaron para desaparecer del mapa político electoral al hoy partido gobernante.

Posteriormente la elección del 2019 se cayó luego de las impugnaciones que se interpusieron y no se repuso el proceso.

Tan fácil como decir que en 2015 no participaron funcionarios, alcaldes y diputados para formar parte del Consejo Estatal porque en ese año no se contaba con presencia en el organigrama gubernamental.

 

Los retos

Quien tengan la responsabilidad de dirigir los destinos de Morena en la entidad, tendrá la gran responsabilidad de buscar la reconciliación entre todos los militantes, porque el adversario no está dentro del partido, deben entender que es al exterior donde quisieran y buscan el exterminio de esta gran fuerza política.

Luego del 3 de septiembre, se deben dejar de lado los sectarismo y grupos que se fueron formando al interior de Morena, porque está demostrado que la división genera derrotas y lo que más se requiere en nuestra entidad es la unificación para evitar que el pasado juegue en contra de los ciudadanos.

 

Olvidado

El delegado de Programas Federales, José Antonio Aguilar Castillejos durante mucho tiempo ha visto como hombre de decisiones dentro de Morena, lo cual le ha generado falsos amigos y animadversión entre quienes lo conocen de la lucha por consolidad el triunfo de 2018 y a quienes olvidó, despreció y en cierto modo dejó solos para favorecer a unos cuantos.

El viernes pasado Aguilar Castillejos acudió al festejo de cumpleaños del legislador Jorge Luis Llaven Abarca, sin embargo, en dicha reunión había más miembros del PVEM que de cualquier otra fuerza política, finalmente eso le pasó factura, esto luego que circuló una fotografía en la que se le ve solo en segundo plano en una imagen que encabeza el legislador Roberto Rubio Montejo.

Dicen que en política la forma es fondo y que nada es casualidad, la imagen que circuló fue con el fin de demostrar que tiene más peso Roberto Rubio Montejo que el propio José Antonio Aguilar Castillejos.

Quizá el error del delegado de los programas federales estriba en que se fue a meter a una celebración en la que él no era el arropado, la figura principal era alguien ajeno a Morena y pagó el error con una imagen… Hasta la próxima.

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