La pobreza y marginación y el difícil acceso a servicios de salud son los principales detonadores, señala especialista
Agencia Excélsior
Cada hora, 41 adolescentes de entre 12 y 19 años se vuelven madres sin planearlo o desearlo.
La pobreza y la marginación son indicadores asociados fuertemente con la prevalencia de embarazos en adolescentes. El acceso a los servicios de salud también es un factor importante; recordemos que existen las estrategias y existe el acceso a la información, sin embargo, diferentes barreras se van presentando para que el adolescente pueda acceder y cuente con las herramientas necesarias para ejercer su vida sexual en el momento en el que lo desee.
Las barreras económicas, sociales y culturales siguen siendo la principal causa de rezago para que este acceso pueda garantizar el desarrollo de los adolescentes. Habitar en zonas marginadas, en poblaciones pequeñas o rurales está fuertemente marcado con el inicio de la vida sexual a temprana edad; estamos hablando del inicio de vida sexual, a veces hasta desde los diez años a los 12 años, en promedio”, señaló Juan Carlos Pérez López, académico de la UNAM.
En el marco del Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, indicó que uno de cada cuatro embarazos entre adolescentes no fue planeado y uno de cada diez no fue deseado.
Dos de cada diez (23%) adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y 19 años; 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utiliza método anticonceptivo en su primera relación sexual.
Al año, ocurren aproximadamente, 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.
La pandemia de covid-19, profundizó la tendencia. Según estimaciones del Conapo, entre 2020 y 2021 ocurrieron a diario 79 embarazos de adolescentes no intencionados, lo que implica un aumento de 30 por ciento.
Tuvo que ver sobre todo con esta parte en la que durante el confinamiento fue difícil acceder a los servicios educativos y a los programas de prevención del embarazo, los servicios de salud”, destacó el profesor de la Facultad de Estudios Zaragoza de la UNAM.
El embarazo en adolescentes implica, además, un costo de casi 63 mil millones de pesos anuales para el país, recursos con los que se podrían construir 9 mil 582 escuelas, de acuerdo con estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) México.
El informe Embarazo temprano en México: panorama de estrategias públicas y análisis de la ENAPEA, del Colegio de México señala que los efectos del embarazo en la adolescencia, sobre la trayectoria escolar se entretejen y acumulan con otras desventajas como bajos ingresos, vivir en hacinamiento, entornos sociales y familiares.
Estudios del UNFPA muestran que las adolescentes tiene, tres veces menos oportunidades de obtener un título universitario que quienes postergaron su maternidad; mientras 18.6% de las madres en la primera década de la edad adulta alcanzaron algún nivel de educación terciaria, sólo 6.4% de las adolescentes alcanzaron dicho nivel educativo.
MANTIENEN INEQUIDAD EN TEMA DE ANTICONCEPCIÓN
A nivel nacional las mujeres sexualmente activas entre los 15 y 45 años, reportaron que su pareja usó métodos anticonceptivos como la vasectomía y el uso del condón en 16%, según el Inegi, por lo que el número de hijos y el espacio entre ellos, sigue siendo responsabilidad de las mujeres.
En el Día Internacional de la Anticoncepción, se destaca que las políticas públicas se siguen centrando en las mujeres.
Hay inequidad en que se sigue considerando a las mujeres las únicas responsables de la anticoncepción, porque el embarazo sucede en su cuerpo”, explicó Mara Zaragoza, subdirectora de Fortalecimiento de la organización Ipas LAC, dedicada a acompañar a las mujeres en el ejercicio de sus derechos reproductivos.
Destacó que es un grave error no reconocer que los hombres pueden tener participación comprometida, activa, responsable, entonces “es una gran carencia”.
Luis Enrique Arriaga (43 años) y Fernando Santos (45 años) son dos ejemplos del pequeño universo de hombres que decidieron realizarse la vasectomía después de platicar con sus parejas sobre sus deseos sobre la paternidad.
Arriaga relata que nunca quiso tener hijos, que en algún momento “en el caso de mi novia también, tampoco le gusta la idea”.
En el caso de Fernando Santos, platicó con su esposa luego de su segundo hijo, ya que él no quería tener más, “el urólogo no me quería operar, porque tenía 31 años para tomar esa decisión, que tal que te divorcias y con tu siguiente pareja quieres tener hijos, y le dije, no importa, si me divorcio ya no quiero tener más hijos”.
Para tomar decisiones sobre la anticoncepción, explica la subdirectora de Ipas LAC. se tiene que tomar en cuenta la información, el acceso a los métodos anticonceptivos y la autonomía de las personas para tomar la decisión.