Se vuelcan en redes sociales las condolencias y lamentaciones por la partida de el poeta de La Nápoles; te traemos uno de sus poemas más comprometidos, escrito a escasos días de haberse orquestado la noche de Iguala: Ayotzinapa
Agencia Excélsior
La lengua española pierde este inicio de semana a un gran poeta, David Huerta, además escritor y traductor mexicano, quien a los 72 años de edad falleció esta mañana en su casa de la colonia Nápoles.
Autor de “Incurable”, uno de los poemas largos más celebrados de la literatura mexicana, fue calificado por todos quienes lo vieron como un gran ser humano; un maestro de muchas generaciones, un hombre que tenía mucho amor por la vida y la poesía.
Escribió, además, entre muchas obras, «El Jardín de la Luz» «Cuaderno de Noviembre» y «Las Hojas».
Hijo del gran Efraín Huerta poeta y periodista mexicano, en redes sociales comenzaron a difundirse los mensajes ante su lamentable partida.
-Todos los que lo conocimos perdemos a un extraordinario ser humano. Fue uno de los homenajeados del Festival Poesía en Abril de Chicago y presidió el jurado de ese certamen, donde coincidimos y trabajamos juntos…
-Afable, cordial, buena persona. Con el fallecimiento de David Huerta, nuestro país pierde a su más grande poeta.
-De la noche a la mañana y sin decir agua va se fue el queridísimo David Huerta: excelente maestro, magnífico poeta, inigualable amigo cuyo amor por la palabra y la sencillez difícilmente tienen comparación. 56 años y un dîa de mâs, la Catrina al fin dio con él. En octubre, claro.
-Qué tristeza. Se ha ido el poeta mayor, David Huerta. Querido amigo, ser humano entrañable, hombre de izquierda, pensador crítico incansable. La Ciudad le llora, le lloramos tod@s.
Uno de sus poemas más comprometidos lo escribió en 2014, a unos días de la noche de Iguala.
Te lo traemos:
Ayotzinapa
Mordemos la sombra
Y en la sombra
Aparecen los muertos
Como luces y frutos
Como vasos de sangre
Como piedras de abismo
Como ramas y frondas
De dulces vísceras
Los muertos tienen manos
Empapadas de angustia
Y gestos inclinados
En el sudario del viento
Los muertos llevan consigo
Un dolor insaciable
Esto es el país de las fosas
Señoras y señores
Este es el país de los aullidos
Este es el país de los niños en llamas
Este es el país de las mujeres martirizadas
Este es el país que ayer apenas existía
Y ahora no se sabe dónde quedó
Estamos perdidos entre bocanadas
De azufre maldito
Y fogatas arrasadoras
Estamos con los ojos abiertos
Y los ojos los tenemos llenos
De cristales punzantes
Estamos tratando de dar
Nuestras manos de vivos
A los muertos y a los desaparecidos
Pero se alejan y nos abandonan
Con un gesto de infinita lejanía
El pan se quema
Los rostros se queman arrancados
De la vida y no hay manos
Ni hay rostros
Ni hay país
Solamente hay una vibración
Tupida de lágrimas
Un largo grito
Donde nos hemos confundido
Los vivos y los muertos
Quien esto lea debe saber
Que fue lanzado al mar de humo
De las ciudades
Como una señal del espíritu roto
Quien esto lea debe saber también
Que a pesar de todo
Los muertos no se han ido
Ni los han hecho desaparecer
Que la magia de los muertos
Está en el amanecer y en la cuchara
En el pie y en los maizales
En los dibujos y en el río
Demos a esta magia
La plata templada
De la brisa
Entreguemos a los muertos
A nuestros muertos jóvenes
El pan del cielo
La espiga de las aguas
El esplendor de toda tristeza
La blancura de nuestra condena
El olvido del mundo
Y la memoria quebrantada
De todos los vivos
Ahora mejor callarse
Hermanos
Y abrir las manos y la mente
Para poder recoger del suelo maldito
Los corazones despedazados
De todos los que son
Y de todos
Los que han sido
David Huerta
2 de noviembre de 2014. Oaxaca