sábado, noviembre 23, 2024

Viet Thanh Nguyen voltea hacia Centroamérica

El escritor estadunidense de origen vietnamita cerrará su famosa trilogía en Nicaragua, El Salvador y Guatemala

Agencia Excélsior/CIUDAD DE MÉXICO.

A siete años de su debut li­terario, con la publicación de la novela El simpatizante en 2015, por la que ganó el Pulitzer de Ficción, el escri­tor estadunidense de ascen­dencia vietnamita Viet Thanh Nguyen (1971) trabaja ya en lo que será la tercera historia de la saga que continuó con El idealista (2021).

Sucede durante la se­gunda mitad de los años 80 del siglo XX. Y empezará en un país de Centroamérica, porque creo que la guerra de Vietnam está relaciona­da con lo que Estados Uni­dos estaba haciendo en esa región en esa época. Hasta aquí sé”, comenta en entre­vista con Excélsior.

En su reciente visita a Mé­xico, para promover El idea­lista, el egresado de Letras de la Universidad de Berkeley admite que nunca imaginó el éxito que han alcanzado sus dos primeras obras.

El simpatizante es una trama de espías, y El idea­lista es una novela criminal. Quería escribir obras que en­tretuvieran a la gente y decidí explorar estos géneros, que me gustan mucho. Creo que las mejores nove­las de acción son las que hablan de gran­des crímenes y de la política de un país”, afirma.

En El idealista hay mu­cho sobre drogas y violencia, pandillas, lo que encuentro divertido. Esta novela, que continúa la historia con la llegada del protagonista de El simpatizante a París, hace que te preguntes cuál es el crimen más grande: el narco­menudeo o el colonialismo y el capitalismo”, agrega.

El catedrático de la Uni­versidad del Sur de California ha dado vida a un persona­je anónimo, que es un agen­te doble del Viet Cong, quien busca su identidad.

Rechazada en 13 editoria­les antes de ser editada por Grove Press, El simpatizante, ahora un bestseller, narra la historia del doble agente que, a través de su labor como es­pía de la comunidad surviet­namita exiliada, describe su situación como expatriado en Estados Unidos.

La obra resultó pione­ra por recrear la guerra de Vietnam desde el punto de vista de un vietnamita, así como por mezclar elementos de espionaje, metaficción, comedia y suspenso”, dice.

Quiero que mis novelas sean entretenidas, pero que también tengan elementos filosóficos. El que tengan un narrador anónimo, ayuda a que sea como una lucha por su identidad y su filosofía.

Es una persona que ha sido forzada a escribir estos dos libros, donde vienen sus confesiones religiosas y polí­ticas. Puede nombrar a todas las criaturas del mundo. Es la forma en que el narrador se rehúsa a darnos su nombre y con esto podemos deter­minar que hay una crisis de identidad. Pero también es una señal de poder”, añade.

El ensayista, quien nació en Vietnam, pero dejó el país cuando tenía cuatro años, considera que esa guerra fue “profundamente diviso­ria” para Estados Unidos. “A los estadunidenses les gus­ta pensar que fue una guerra civil dentro del espíritu nor­teamericano. Fue una derro­ta que los frenó en sus ambiciones impe­rialistas. Les agrada pensar que son ino­centes, y éste fue el fin de la inocencia”.

El narrador indica que, en las décadas posteriores a la guerra de Vietnam, los esta­dunidenses han tratado de olvidar que existió, pero no lo han logrado del todo. “Los conflictos de Irán y Afganis­tán repiten lo que sucedió en Vietnam. Esa es la razón por la que no pueden olvi­darse de esta nación, ambos son un resultado directo de la primera”.

Concluye que “los ame­ricanos aún sienten mucha culpa y confusión sobre la guerra de Vietnam. Lo de­muestra el hecho de que, a pesar de que estas novelas se publicaron 40 años después, el conflicto sigue estando en el subconsciente”.

Adelanta que El simpati­zante está siendo recreada como una serie de televisión y que está escribiendo un li­bro de no ficción, una auto­biografía, después de la cual se concentrará en la novela que cierra su famosa trilogía.