Josecarlos Van Rankin recuerda su inicio en el futbol mexicano y lo que le costó sobreponerse a la fama de su apellido
Agencia Excélsior
A los 9 años, Josecarlos Van Rankin llegó a los Pumas. Ante él se abrió un panorama de ensueño por entrenar en sitios tan especiales como La Cantera o Ciudad Universitaria. El amor creció.
Luego, con 18 años, Guillermo Vázquez lo debutó en un pletórico Estadio Azteca contra el América. No había nada mejor para un chico de los Pumas que empezar ante el odiado rival.
Las vueltas del futbol tienen hoy a Van Rankin en la trinchera de enfrente, con el Necaxa, para recibir a los Pumas esta noche.
Mi apellido fue irrelevante hasta el día que debuté. Hubo gente que me decía que jugaba por Televisa o por mi tío, Jorge Burro Van Rankin, que es primo de mi padre, es más nunca tuve relación con él hasta hace un par de años, entonces como que me ayudaran a llegar a jugar con Pumas, no lo creo”.
Su carrera se apagó y se prendió como una lámpara intermitente. De Pumas saltó a Chivas con los que alcanzó un buen nivel, pero después tuvo que ir a Santos e incluso a la MLS para continuar con una trayectoria decorosa.
En todo ese vaivén, los Pumas estarán en su corazón porque lo formaron en muchos aspectos que hoy ocupa para seguir.
Pumas me dio valores no sólo en el futbol, sino en la vida y les estoy agradecido porque me dieron más que una oportunidad, fue la manera de arrancar en primera División para continuar, ya son 10 años”.
Con el Necaxa, inmiscuido en un nuevo proyecto con Andrés Lillini, Josecarlos Van Rankin desmenuza los pormenores del trabajo a realizar.
Es a partir de una organización defensiva, que empieza desde los delanteros para que a partir de ahí tengamos más posesión de balón, que nos ha faltado, sobre todo para ser asertivos en la portería rival”.