El Museo Nacional de la Estampa presenta desde mañana una retrospectiva con 89 gráficas del artista plástico Vicente Rojo
Agencia Excélsior
Cerca de 89 gráficas de Vicente Rojo (1932-2021), entre litografía, serigrafía, grabados y libros de artista, conforman la muestra Vicente Rojo x Vicente Rojo. Retrospectiva gráfica 1968-2020 que abrirá al público desde mañana y hasta el 9 de julio en el Museo Nacional de la Estampa (Munae).
En ésta aparecen sus distintas facetas como artista gráfico a lo largo de seis décadas de trabajo, mostrando por qué fue considerado un artista multifacético, experimentador y renovador del diseño a partir de series como Negaciones, Señales, México bajo la lluvia, y Escrituras, complementados con una escultura, una pintura y la proyección del vitral Versión celeste, pieza luminosa que Rojo creó, en 2019, para el techo del patio principal de la Casa Matriz de Nacional Monte de Piedad.
También se exhibe una pieza inédita del artista, titulada Jardín de niños, creada en 2020 en el taller Proyecto Gráfika 21, proveniente de la colección de Lorena Zozaya. De acuerdo con la curadora Lilia Prado, esta pieza fue la última en la que trabajó Rojo y pertenece a la serie Jardines, la cual quedó inconclusa.
Se trata de una improntografía –técnica patentada ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en Ginebra Suiza– que utiliza una sola matriz rígida, cortada con láser para crear fragmentos móviles e imprimirlos al gusto
del artista.
Además, se incluye la reproducción poética de su estudio, donde es posible apreciar su mesa de trabajo, sus escuadras, sus notas, algunos modelos a escala en bronce y en papel, recortes y gises, que fueron prestados por su familia.
Para Lilia Prado, todo está sostenido por geometría, tema central en la obra de Vicente Rojo que, en esta ocasión, permite profundizar en su investigación como integrante de la Generación de la Ruptura, corriente que abrió camino a los nuevos valores estéticos, como el abstraccionismo, donde el artista encontró su lugar, pero sin llegar al extremo de lo incomprensible.
Prado también justificó que la muestra inicia con el año de 1968 en alusión al libro Discos visuales (1968), de Octavio Paz, integrado por cuatro poemas del Nobel de literatura mexicano, que fueron ilustrados con dibujos y diagramas del artista.
“Rojo empezó a hacer gráfica en 1968 en Nueva York, cuando Paz era embajador de Nueva Delhi y lo invitó a colaborar en este libro de poesía interactivo, cuya reproducción se presenta en la primera sala de la muestra”, indicó Prado.
La exposición también incluye su primera obra en colaboración con el escritor José Emilio Pacheco. “Recordemos que a Vicente le tocó vivir la Guerra Civil Española, así que cuando llegó a México tenía 17 años y había una efervescencia cultural, por lo que trabajó con poetas, escritores y arquitectos. Y, en ese sentido, aquí tenemos los poemas (de JEP) sobre hojas de rayas y los dibujos del artista en las de cuadrícula; es su primer libro de artista y nos habla sobre los recuerdos de la guerra, el barco, el rehilete y otros aspectos relacionados con la infancia”, detalló.
Para los años 80, el artista se enfocó en su serie México bajo la lluvia, la cual inició desde los años 50 hasta que un día, mientras visitaba Cholula, cuando observó la lluvia y el contraste de tonalidades le ayudó a materializar cerca de 80 serigrafías icónicas.
“Es una concepción abstracta de líneas y colores que empezó a trabajar en óleo, pero se cambió al acrílico, porque cuando fue a París allá oscurecía más temprano y cambió de técnica, porque era más difícil que secara el óleo”, apuntó.
Por su parte, Emilio Payán, director del Munae comentó que la exposición es exhaustiva selección y profundiza en el trabajo de uno de los artistas que mejor ha entendido el arte gráfico de nuestro tiempo, no sólo en México, sino en todo el mundo.
“Un creador como Vicente Rojo no lo podemos definir simplemente como artista plástico, que además fue uno de los más grandes escultores de su generación, sino que fue un creador en todos los sentidos, alguien que, con sus manos y su intelecto transformó la estética universal de su época. Esta muestra debe entenderse también como un homenaje a la geometría, un homenaje al círculo, al triángulo y al cuadrado”, concluyó.