Artistas del pabellón de México desconocieron su ejecución y criticaron el uso discrecional de recursos
Agencia Excélsior
Integrantes del proyecto Infraestructura Utópica: la cancha de Basquetbol Campesina que representará a México en la 18ª Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia 2023, a partir del 20 de mayo, enviaron una carta a las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), que dirige Lucina Jiménez, en la que acusaron la tergiversación del proyecto, por lo que desconocieron su ejecución.
Así lo expresó Mariana Razo Botey, investigadora y curadora en jefe del proyecto —en una misiva enviada el pasado lunes al INBAL y obtenida por Excélsior—, donde se denuncian irregularidades y deficiencias en la realización del Pabellón de México, a cinco semanas de que deba iniciar su montaje en el Antiguo Complejo Naval y Militar El Arsenal, en la ciudad de Venecia, Italia, el cual permanecerá hasta el 26 de noviembre.
El documento, encabezado por Razo Botey, incluye la firma de artistas e investigadores como Antonio Turok, Dr. Lakra, Francisco Taka Fernández, Brian Cross, Marietta Bernstorff, Elisa Ramírez Castañeda, Delmar Méndez y de colectivos como El Espectro Rojo y el Centro Ecológico Milpa Urbana, entre otros.
Razo Botey puntualizó que el proyecto resultó de la confluencia de sus trayectorias de más de 40 años como trabajadores culturales dedicados a la producción, estudio, documentación y acompañamiento de los movimientos campesinos, indígenas y populares de resistencia cultural y política.
Expuso que éste forma parte de un proyecto de mayor aliento donde los creadores han colaborado desde hace más de dos años en campo, con comunidades y produciendo pintura, escultura, mediometraje, fotografía e instalación artística, bajo los mismos principios de la propuesta ganadora, que anunció el INBAL el pasado 20 de enero.
La curadora también recordó que la construcción del plan, a cargo del taller de arquitectura APRDELESP, se proyectó bajo el entendido de que su ejecución sería guiada en la dirección propuesta. Sin embargo, lamentó que los acuerdos con el taller para la producción y realización del pabellón no fueron respetados.
Además, aseguró que el presupuesto de investigación, material, preproducción audiovisual, producción audiovisual y producción artística no han sido consensados, transparentados
ni respetados.
Aunado a que, dada la naturaleza jurídica de la convocatoria de la Bienal y el acuerdo entre el INBAL y APRDELESP, la integridad material y conceptual de las obras de arte no está en sus manos, por lo que advirtió que “no existen garantía alguna sobre los derechos de propiedad intelectual de nuestro trabajo, así como la adjudicación verdadera y respetuosa de la autoría, procesos creativos y estructura colaborativa en la conceptualización y desarrollo de la propuesta premiada”.
Ante este escenario, los firmantes se desmarcaron del proyecto en marcha. “Estas desafortunadas circunstancias nos ponen a los artistas e investigadores y a mi persona en la lamentable situación de desconocer la ejecución del proyecto llevada por APRDELESP como el proyecto propuesto por nosotros”, expuso.
Indicó que la conceptualización político-ideológica del proyecto ganador ha sido dejada de lado en la ejecución del equipo de arquitectos, desdibujando el carácter campesino, comunalista e indígena de la cancha de basquetbol.
Asimismo, alertó que “las decisiones unilaterales de construcción —adelantadas desde el taller de arquitectura— en el dispendio y uso discrecional de recursos, así como la transposición del orden de prioridades, comprometen la integridad político conceptual de nuestra propuesta original”.
En ese sentido, los integrantes del proyecto, de manera colegiada, decidieron abandonar el proyecto y desmarcarse del mismo, y solicitaron al INBAL evaluar las condiciones del plan y la confirmación de su deslinde de responsabilidades y la tergiversación del proyecto original en las condiciones que hasta el momento se ha llevado a cabo.
Consultado por Excélsior, el INBAL dijo que está en la “vía del diálogo para encontrar un camino común entre el equipo de arquitectura, de curadores y los artistas”, con el fin de avanzar en el proyecto, el cual “sigue en construcción”.