Diversos escritores coincidieron en que la historia de América Latina se comprende mejor a través de la literatura.
Agencia Excélsior
La historia de América Latina se comprende mejor a través de la literatura; las guerrillas y los movimientos sociales, así como los dictadores que ha tenido la región han inspirado grandes novelas, que han despertado la consciencia tanto de los latinoamericanos como de los europeos.
En lo anterior coincidieron ayer autores como Fernando Iwasaki, Giovanna Pollarolo, Carlos Granés, Raúl Tola, David Unger, Michi Strausfeld y Álvaro Vargas Llosa, quienes participaron en las mesas La guerra y la guerrilla. Europa y América en el espejo y Dictadores de novela, guerras de papel, en el tercer día de actividades de la quinta edición de la Bienal Mario Vargas Llosa, que concluye hoy, con la presencia del Nobel de Literatura peruano-español.
Escribir historia como un género literario donde no falte el humor. Me gusta que nos muestren a esos dictadores de una forma nueva que permita que nuestra sociedad los rechace. Me encantan las novelas que nos muestran el espectáculo del dictador, pero también las que los enseña en calzoncillos”, comentó Iwasaki.
Los ponentes reflexionaron sobre el impacto que han tenido en la literatura y en la sociedad grupos como Sendero Luminoso y la guerrilla colombiana y analizaron obras desde El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias, hasta Maten al león, de Jorge Ibargüengoitia, y El seductor de la Patria, de Enrique Serna.
La violencia en América Latina se genera dentro de los países. En Iberoamérica, nos matamos entre hermanos”, afirmó Tola.
Tenemos una realidad muy marcada por esta forma de conflicto, que si bien no tiene los números atroces de la Segunda Guerra Mundial, de 50 o 60 millones de muertos, la Comisión de la Verdad del Perú apunta 65 mil muertos, se trata de otra forma de violencia que no enorgullece a nadie porque claramente no hay vencedores ni vencidos; nos hemos estado matando entre hermanos”, agregó.
Granés, por su parte, explicó que “el proceso guerrillero en América Latina no ha sido derrotado, porque su gran ejemplo es Cuba. Sin la revisión del proceso cubano, no hay revisión del proceso subversivo guerrillero en la región. Se le justifica”.
Strausfeld destacó que los integrantes del boom latinoamericano, que fueron leídos en el mundo entero y siguen vigentes, descubrieron la realidad de Latinoamérica ante Europa. “Los dictadores continúan existiendo y hay que combatirlos”.
Y, para Pollarolo, había una ausencia de escritoras, a pesar de que “la violencia de género fue tremenda en la época de Sendero Luminoso”; y, citó la primera novela de Claudia Salazar, que aborda esta problemática.