Con 35 años de trayectoria, la compañía interpreta la coreografía Las buenas maneras, que rechaza la violencia corporal
Agencia Excélsior
Una reflexión sobre el cuerpo desde el cuerpo. Esto plantea la coreografía Las buenas maneras, de Miguel Mancillas, que la compañía Antares Danza Contemporánea interpretará el 12 de agosto en el Palacio de Bellas Artes, y del 18 al 20 de agosto en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.
Con un elenco de 15 bailarines y una escenografía de gran formato, la obra cuestiona la violencia hacia las disidencias corporales y genera una reflexión sobre las contradicciones que surgen de las normas sociales y la corrección política.
Cuestiona la diversidad sexo-genérica y la noción de binarismo, el ejercicio de la libertad sobre el propio cuerpo y la vulnerabilidad humana; así como las contradicciones que surgen de los rigores impuestos o autoimpuestos por ideales aprendidos, que rara vez se cuestionan”, comenta Mancillas.
El director de la compañía fundada en Hermosillo, Sonora, en 1987, está convencido de que “no hay cuerpo de hombre y mujer. Hay un cuerpo y ese es definido por quien lo tenga”.
El creador de la obra estrenada en 2019 destaca que se vive una época de retos para entender la complejidad de los cuerpos que habitamos. “Incluso, en los espacios de la sociedad en donde se lucha por las libertades de los individuos, contradictoriamente, surgen nuevas condicionantes y reglas de comportamiento que condicionan la libertad y le juegan en contra.
No puedes simplemente ser: si eres homosexual o si eres trans debes cumplir ciertos requisitos porque si no, no lo eres. La gente impone manuales de comportamiento correcto para las solteras, para las casadas… Parece que el ser humano quiere crear etiquetas y definir para dividir, no para generar igualdades. Y en nombre de la libertad estamos perdiendo libertades”.
Mancillas añade que “las mujeres se visten de forma digamos más masculina en la medida en que ocupan rangos de mayor poder”.
Así, para hablar de la sexualización del cuerpo, el ganador del Premio Nacional de Danza José Limón 2018 entrega una coreografía en la que los bailarines varones llevan faldas ceñidas de corte ejecutivo y stilettos, “no con un propósito estético o teatral, sino para cuestionar las condicionantes que encierran estas prendas típicamente femeninas”.
Con música de Franz Liszt, la puesta pone en tela de juicio la forma en que las buenas maneras “juegan un doble papel, en un tiempo en el que las posturas sociales se enmascaran y radicalizan, agudizando violencias”.
Las presentaciones de esta obra concluirán el 24 de octubre en el Teatro Juárez de Guanajuato, como parte del Festival Internacional Cervantino.