lunes, noviembre 25, 2024

Hartos del deterioro ambiental

Trece estudiantes, coordinados por Ignacio Granados, instalan en Grupo Imagen el tendedero Hæstío, que integra decenas de objetos que representan un daño al clima

Agencia Excélsior

Un zapato con moho, un jabón Zote con la leyenda “anti-eternidad”, un cubrebocas deslavado, tapas de garrafón que se derriten, tickets, empaques de medicinas. Decenas de objetos que representan, cada uno, un problema diferente sobre cómo afecta el cambio climático en la vida cotidiana de las personas integran la instalación Hæstío.

De creación colectiva, ideada por los 13 integrantes del Laboratorio de Instalación y Entorno de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, que coordina el maestro Ignacio Granados Valdez, esta obra busca “provocar un shock”, “sacudir al espectador” e invitarlo a reflexionar; por lo que recurre a la popular estrategia del tendedero.

La idea es exponer, evidenciar estos procesos a través de los objetos y lo que representan; pero también tendemos la ropa para preservarla, para conservar y, en este caso, para generar conciencia”, explica Granados en entrevista.

Esta pieza, confeccionada a partir de dos botes de cemento, con tablas de madera incrustadas, tres mecates y diversos objetos intervenidos, se exhibirá como parte de la Cumbre Imagen23 BBVA. Sostenibilidad, que se realizará hoy en las instalaciones de Grupo Imagen.

Hæstío es un juego de palabras conformado por hastío y estío, detalla el coordinador del Laboratorio. “Estío es la estación más calurosa del año, mientras que hastío se trata del extremo hartazgo. El propósito de unirlas es expresar las relaciones entre la sensación física de hartazgo con la situación climática actual”.

El profesor destaca que uno de los puntos principales ante el deterioro del medio ambiente es asumir una responsabilidad y un compromiso individual. “La intención es despertar la sensibilidad de quien se acerque a la obra para que construya, a partir de los objetos, una conexión personal, una interpretación propia donde la pieza sirva de puente con esa reflexión”.

La estudiante Shaden Yolanda Moreno, integrante del Laboratorio, comenta que le interesa comunicar las implicaciones que tiene el cambio climático en la salud. “La mayoría del grupo somos de la periferia, donde tener acceso al agua potable, a medicinas y a servicios de salud a veces es un lujo.

Yo propuse tapas de garrafón, debido a que en la zona donde vivo el agua potable escasea. Con el cambio climático, el agua se echa a perder muy rápido, se vuelve insalubre y tenemos que comprar muchos garrafones… Entonces, intervine estos objetos, haciéndolos ver como que se están derritiendo las tapas”.

Por su parte, el alumno Iker Valdés señala que la obra “es una reflexión sobre cómo nos puede afectar el cambio climático no a escala empresarial, sino a nivel individual; e integramos un objeto que represente eso”.

Destaca que él incluyó tres piezas en la instalación: “Una lata de pintura en aerosol abierta, que evoca los materiales artísticos que no dañan la capa de ozono; un jabón Zote con la leyenda ‘anti-eternidad’, que reflexiona sobre que el humano no puede ser eterno y, aún así, está dañando un ambiente que sí podría tener permanencia; y dos celulares, que representan el daño al medio ambiente que provoca obtener los materiales para las nuevas tecnologías”.

Los tres entrevistados coinciden que, aunque la obra ofrece una mirada crítica, el señalamiento es propositivo. “No se muestra una visión catastrofista de la realidad, sino qué sucede si esto continúa. La idea no es quedarnos en la inacción, sino ser parte de la solución”, concluye Granados.