La escritora hurga en su novela, Amor al prójimo, la ambigüedad de las relaciones humanas y la crisis de la familia y la religión.
Agencia Excélsior
Una mujer sin nombre, que se autoinmoló, se sacrificó, visita todos los días a su hermana Teresa, quien se encuentra en coma. Sus padres las dejaron en un orfanato y viven una a través de la otra. La narradora mantiene a su hermana al tanto de lo que pasa en la familia y, a la vez, busca redimirse a través de la palabra, entender qué pasó antes de la explosión que le cambió la vida.
Ésta es la historia que desarrolla la poeta y dramaturga Gabriela Enríquez en su primera novela, Amor al prójimo (Literatura Random House), ganadora del Premio Mauricio Achar Random House 2023, que se presentará el 21 de agosto, a las 19:00 horas, en la Librería Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo, en Chimalistac.
Teresa y su hermana comparten el mismo hombre. A su madre la casaron a los 13 años con un señor que le doblaba la edad, en una boda que se realizó a las diez de la noche y no hubo testigos. Y su padre es sobreviviente de la última rama de una estirpe que el tiempo aniquiló. Recrea la violencia emocional que se renueva de generación en generación.
La sed de cariño, las ausencias, la orfandad y el abandono las motivó a unirse a lo único que tenían en la vida, ellas mismas. Las separan y ellas se aferran a estar juntas. Es una simbiosis enferma que las mantiene vivas, pero que también las lleva a destruirse”, explica Enríquez en entrevista.
TÍTULO: Amor al prójimo
AUTORA: Gabriela Enríquez
EDITORIAL: Literatura Random House, México, 2024; 149 pp.
Es una historia de dolor, de heridas abiertas, de cuerpos enfermos. La narradora enfrenta ese proceso de diálogo para resarcirse, para encontrar su alma, renacer a partir de las cenizas. El gran reto fue cómo contar de manera gratificante algo horrible”, comenta la autora desde Pátzcuaro (Michoacán), donde vive.
La licenciada en Ciencias Políticas y maestra en Estudios para la Paz admite que la novela “es una desmitificación del amor materno, del paterno, del filial, del de pareja. Cuestiono hasta dónde es real. Evidencio la ambigüedad de todas las relaciones”.
Tras siete años de confección, la egresada de la Escuela Mexicana de Escritores tejió en la ficción una crítica a la familia, a la religión, al matrimonio y al ámbito laboral.
Estamos en una crisis de instituciones en todos los sentidos. Creo que hemos caído desde hace décadas en una simulación. La vida está construida sobre ocultamientos y mentiras. ¿Qué hacer cuándo lo descubres? ¿Cuánto daño causan esas oscuridades? ¿Cuál es la verdad? Ésa es la pregunta que intento responder a través de los personajes”, agrega.
HAY MUCHAS CARENCIAS Y ENFREMEDADES EN LA FAMILIA
La también guionista detalla que hay muchas carencias y enfermedades en la familia de las protagonistas. “Es una reflexión sobre que las cosas no dependen del todo de ti, de tu voluntad, de tu fuerza; sino de tu contexto social, tu formación, tus herencias. Ellos viven situaciones críticas, violentas, pero no es intencional, no buscan hacerle daño al otro.
La novela tiene que ver con esa enfermedad transgeneracional, social, cultural. No estamos viendo las grandes violencias que suceden ahora, como las desapariciones o las torturas. Pero hablamos de algo más íntimo, de eso que está debajo, de lo que hace posible lo grande”, indica.
La autora de las obras dramáticas Nieve en agosto y La oración en Getsemaní admite que fue difícil la creación de Teresa, aunque no tan complicada.
Al estar en coma, ella nunca habla en la novela, pero todo sucede a su alrededor. Es la vida de Teresa la que se cuenta. Su hermana ni siquiera tiene nombre; pero es la más fuerte, la transgresora, la que cuestiona. Y, al final, se plantea una salida”.
Enríquez dice que, aunque es ficción, la novela se nutre de varios relatos reales. “De la historia familiar, de lo que oíste de niña, de lo que te contaron, de las leyendas íntimas. Eso se mezcla con tus miedos, con lo que sueñas, con las personas que conoces”.
Quien estudió actuación en el Centro Dramático de Michoacán señala que ya escribe su segunda novela, que recreará temas como el poder y el tiempo.
Me gustó el género de largo aliento. La literatura es mi vida clandestina. He mantenido separados el mundo profesional y el literario. La escritura es mi alma”, confiesa.