Desde la primera vez que tuvieron una bancada numerosa, los legisladores han tenido peleas internas por el control del poder o porque no están de acuerdo con decisiones cupulares
Agencia Excélsior
Herido públicamente por la decisión de Miguel Ángel Yunes Márquez de sumarse al oficialismo para avalar la reforma al Poder Judicial, a pesar de la línea partidista de rechazarla, el PAN suma cuatro sexenios de conflictos internos en sus bancadas en el Senado.
Como ningún otro grupo parlamentario, los panistas en el Senado registran una historia de turbulencias internas que los han llevado a destituir coordinadores, divorciarse de su dirigente nacional, hacerse de la presidencia del Senado sin el apoyo de sus compañeros, colocarse en el ojo del huracán por la decisión de algunos de ligarse a proyectos de ultraderecha extranjera y ahora por la decisión de uno de los suyos por avalar la reforma al Poder Judicial.
Los panistas llegaron por primera vez al Senado en el año 1991, con el triunfo de Héctor Terán Terán en Baja California, en la LV Legisltura. Fue el primer panista en el Senado.
Pero como un grupo parlamentario que tenía peso como segunda fuerza política fue hasta 1994, cuando contó con 25 integrantes en la LVI Legislatura. Su coordinador fue José Ángel Conchello.
En el año 2000, como efecto de su triunfo en la Presidencia de la República, con Vicente Fox Quesada, los panistas tuvieron 46 senadores, coordinados por Diego Fernández de Cevallos, quien a pesar de contar con un liderazgo innegable, dado que llegó a esa posición luego de un desempeño que fue considerado importante como candidato presidencial en 1994, pero fue con su liderazgo que el panismo vivió su primera crisis interna en el Senado.
Fernández de Cevallos fue coordinador de los senadores panistas desde el año 2000 hasta 2004, cuando un grupo de sus compañeros, encabezados por Luisa María Calderón Hinojosa, se convirtieron en sus críticos, a raíz de la compra de la Torre Azul, que costó 88 millones de pesos y fue adquirida con ahorros de las subvenciones de la bancada panista.
En ese tiempo, el Senado estaba ubicado en diferentes edificios, porque la sede en la vieja casona de Xicoténcatl le era insuficiente. Los senadores tenían sus oficinas en la Torre de El Caballito, en la esquina de Reforma y Rosales; el pleno estaba en Xicoténcatl y Diego Fernández decidió comprar la Torre Azul para instalar ahí las oficinas de los entonces 47 senadores panistas.
Pero la rebelión interna lo acusó de incurrir en desfalcos de las arcas del grupo parlamentario, aunque no fue esa la primera vez que un grupo de al menos 22 senadores panistas se habían lanzado abiertamente contra su coordinador, pues en agosto del 2003, cuando se definió la presidencia del Senado para el primer año de la LIX Legislatura, ellos decidieron no respaldar a Fernández de Cevallos como presidente; unos votaron por el priista Enrique Jackson y otros tres por el perredista Jesús Ortega. Ganó Jackson.
Sus críticos lograron su destitución e impulsaron a Jorge Zermeño como coordinador, quien estuvo hasta junio del 2005, cuando solicitó licencia y Héctor Larios asumió la coordinación, aunque ninguno de los dos pudo presidir la Junta de Coordinación Política, porque Diego Fernández de Cevallos tenía un acuerdo para que la presidencia se alternara entre él y el priista Enrique Jackson.
Entre los años 2006 y 2012, los panistas lograron ser la bancada mayoritaria en el pleno del Senado y durante dos años fueron coordinados por Santiago Creel, hasta que en abril de ese año fue destituido y en su lugar fue nombrado Gustavo Madero, quien después solicitó licencia para competir por la dirigencia nacional del partido y la coordinación quedó en manos de José González Morfin.
Aunque no son la estridencia mediática de sus antecesores, diversos panistas se inconformaron por la destitución de Creel y el nuevo liderazgo de Gustavo Madero, al grado que lograban acuerdos con el priismo, entonces coordinado por Manlio Fabio Beltrones, al margen de su coordinador.
Luego, entre 2012 y 2018, los senadores del PAN, ahora como segunda fuerza política, protagonizaron enfrentamientos inéditos con su dirigente nacional, Gustavo Madero, quien destituyó a Ernesto Cordero como coordinador parlamentario, pero éste, junto con los senadores calderonistas, lograron mantenerse en el grupo como una fracción independiente, porque impusieron un reglamento interno que litigaron y ganaron.
Los calderonistas, que estaban integrados entre otros por Ernesto Cordero, Roberto Gil, Jorge Luis Lavalle, Francisco García Cabeza de Vaca, Martín Orozco, José Rosas Aispuro, Francisco Domínguez y Luisa María Calderón, formaron un dique frente al liderazgo de Gustavo Madero.
Al final, esos senadores se pelearon con el nuevo dirigente, Ricardo Anaya, y llevaron a Ernesto Cordero a presidir el Senado, en 2017, en contra de la decisión del partido y por encima de las candidaturas de sus compañeras Laura Rojas y Adriana Dávila.
AÑOS DE TENSIÓN
Hasta el momento fueron los seis años que más tensión ha vivido el grupo parlamentario del PAN en el Senado, porque incluso hubo un intento de invasión de oficinas en la Torre Azul, por parte de Francisco Domínguez, y la exhibición de los gastos personales que realizaban los calderonistas con cargo a las finanzas del Senado.
En la LXIV Legislatura, los panistas tuvieron un momento de quiebre, cuando el dirigente nacional, Marko Cortés, destituye a Damián Zepeda como coordinador de los senadores y nombra a Rafael Moreno Valle.
Damián Zepeda anunció en sus redes sociales que no podía trabajar en un grupo parlamentario coordinado por Moreno Valle y dejó de participar en los trabajos de la bancada; pero poco después se reincorporó para trabajar con el grupo.
A partir del 2021, ya con la LXV Legislatura, el PAN registró una turbulencia mediática, por la decisión de su coordinador Julen Rementería, de firmar la carta promovida por el partido de ultraderecha español VOX, a pesar de que la visión de esa agrupación es contraria al humanismo que el PAN defiende.
Pero la controversia en el PAN se generó, porque dos de sus integrantes, Xóchitl Gálvez y Gustavo Madero, decidieron hacer pública su posición en contra de la firma de la Carta Madrid, por parte de sus compañeras y compañeros Gina Andrea Cruz Blackledge, Víctor Fuentes, Marco Antonio Gama, Minerva Hernández, Mayuli Latifa, Roberto Moya, Guadalupe Murguía, Nadia Navarro, Julen Rementería, Alejandra Reynoso, Indira Rosales, Guadalupe Sandaña y Lilly Téllez.
Sin embargo, el resto de los integrantes de la bancada; es decir, 10, decidió guardar silencio y ni en sus redes sociales ni en entrevistas hicieron valoración respecto de la percepción mediática que ha provocado la firma de la carta y que, de acuerdo con un análisis de Gustavo Madero, evidenció que sigue vivo el debate histórico interno del PAN sobre su orientación ideológica.
Hacia fuera del grupo parlamentario, sin embargo, se registraron los deslindes por parte de los propios panistas, exlegisladores, legisladores federales actuales y alcaldes que plantearon la necesidad de deslindarse de las agrupaciones de extrema derecha, porque sus visiones del mundo no coinciden con la vocación humanista de Acción Nacional en la defensa de la protección de derechos humanos.
Algunos integrantes del PAN informaron, de manera extraoficial, que solicitaron la destitución de Julen Rementería, porque si bien anunció en el WhatsApp del grupo parlamentario que iba a firmar la carta y la colocó para el conocimiento de todos, también es cierto que no precisó que la carta es parte de la lucha del partido VOX español, identificado con la extrema derecha, ni proporcionó información precisa de quiénes eran las personas que asistirían a ese encuentro.
Superado ese momento, la bancada panista comenzó a registrar bajas de sus integrantes, como efecto de las diferencias que tuvieron con su dirigente nacional, Marko Cortés, por lo que Marco Antonio Gama y Gloria Núñez se fueron a Movimiento Ciudadano; Raúl Paz Alonzo a Morena, justo en un momento en que se peleaba cada voto para evitar la reforma constitucional para prolongar la presencia de la Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública. Y Cecilia Márquez se fue al Partido del Trabajo.
Ahora, el PAN, que por primera vez está coordinado en el Senado por una mujer, Guadalupe Murguía, vive un momento crítico a nivel interno, por la decisión de su compañero senador Miguel Ángel Yunes Márquez, y de su padre y suplente, Miguel Ángel Yunes Linares, de entregar el voto que necesitaba Morena para aprobar la reforma al Poder Judicial.
De hecho, es la segunda vez que los problemas internos en la bancada del PAN se ventilan en la tribuna del Senado, frente a todo el pleno.
La primera fue el 29 de agosto del 2017, cuando Jorge Luis Preciado reprochó al coordinador Fernando Herrera Ávila que le haya despedido a toda su gente que estaba en puestos de la estructura del Senado y la segunda fue este 10 de septiembre, cuando Yunes Linares y Marko Cortés exhibieron ante el pleno los arreglos políticos que tienen y apostaron a demostrar quién le debe más a quién; si los Yunes al PAN o el PAN a los Yunes.