El compositor mexicano recibió ayer la Medalla Bellas Artes 2024, que reconoce su trayectoria como creador, docente y gestor cultural
Agencia Excélsior
La música, al final, es una sola cosa y lo que importa es que conmueva, que le signifique algo al que la hace y al que la escucha”, comentó ayer el compositor mexicano Rodrigo Sigal (1971) tras recibir la Medalla Bellas Artes 2024 en la disciplina de música.
La música es un lento proceso para refinar las habilidades y respaldar los instintos”, agregó en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes el creador de obras electroacústicas contemporáneas.
El director fundador del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras de Morelia (Cemmas) recibió la presea de manos de Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), quien destacó la trayectoria integral de Sigal, quien desde hace 20 años ha trabajado de manera simultánea en la creación, la docencia y la promoción de la música nueva.
El Cemas se convirtió sin duda en mi proyecto de vida. Y, desde entonces, mi carrera se ha dividido en tres frentes: la gestión, la formación y la creación. Siempre haciéndolo fuera de la Ciudad de México.
Llevo más de dos décadas en Morelia y ha sido una ciudad que me ha dado todo lo que tengo, incluidos mis hijos, mi trabajo y mis actividades diarias. Estos tres ejes al final se resumen en tener la fortuna de hacer lo que me encanta todos los días”, añadió.
El doctor en Composición Electroacústica por la Universidad de la Ciudad de Londres recordó que fue a mediados de los años 90, cuando estudiaba composición con Mario Lavista en el Conservatorio Nacional de Música y que éste le aconsejó que se vinculara mucho con los intérpretes, cuando “se sembró la semilla para muchas de las cosas que decidí hacer más adelante”.
Evocó que, desde sus primeros maestros, que se convirtieron en sus amigos, “entendí que componer es un proceso solitario, pero también hacer música es un proceso público.
Que el trabajar, inventariar y acomodar esos libros era tan importante como crear redes de personas afines para compartir. Que es importante componer, pero también inventar los espacios para que la música suceda para más gente”.
Ante amigos y familiares, Sigal agradeció “que este reconocimiento valore mi trabajo no sólo en la composición, sino en la gestión y la educación musical”.
Agradeció el apoyo de su familia. “Mi abuelo siempre me preguntaba a qué me dedicaba, además de la música y la composición, que qué es lo que verdaderamente hacía. Mi mamá, escritora, se la pasaba intentando calmarme cuando me preocupaba saber qué se hace cada día cuando te ponías a componer música. Tuve la oportunidad de crecer en un entorno familiar en el que todo se discute y se critica, pero todo se respeta”.
El músico destacó que “hoy me queda claro que he tenido la fortuna de realizar mi carrera en el marco de un país con políticas culturales que, a pesar de la incertidumbre y los cambios constantes, han sido definitivas para el contexto actual de la música nueva y otras disciplinas”.
El flautista Alejandro Escuer, con quien Sigal ha trabajado durante 25 años, en grupos como Ónix y Lumínico, presentó la semblanza del homenajeado y lo definió como “alguien que no es común y corriente, que tiene un discurso innovador, que es versátil y un genio de la improvisación”.
Por su parte, Lucina Jiménez agregó que “estamos hablando de un protagonista que ha sido capaz de no sólo hacer su propia obra, un espacio de experimentación y de vínculo entre arte y tecnología, sino de alguien que ha abierto la puerta de ese campo como algo factible.
Reconocerlo es reconocer esa realidad de la música mexicana que es internacional, porque experimenta y dialoga entre la cultura sonora y la posibilidad
de darle la más amplia dimensión”, añadió.
Indicó que Rodrigo Sigal es “un artista, un educador, un gestor cultural, que no se arredró nunca ante esos vaivenes que de pronto tienen las sostenibilidades de las instituciones culturales. Antes se volvió gestor que renunciar. No es fácil volverse gestor cuando se es autor y educador al mismo tiempo”.
Apuntó que, gracias a él, “se gestó en México todo un movimiento importante que tiene reconocimiento a nivel internacional”.