Por Jorge Ceballos
Andrés Manuel López Obrador culmina hoy el encargo que en 2018 le entregaron en las urnas más de 30 millones de mexicanos. Durante los cinco años y 10 meses de gobierno, el tabasqueño transitó apegado a la Teoría del Realismo Político descrito por Nicolás Maquiavelo; su administración fluyó entre el pragmatismo y el cinismo que conlleva la ciencia política y veamos el porqué:
Durante años ese hombre que a base de persistencia, tenacidad y terquedad -de la buena- pudo convencer a la mayoría de los mexicanos que era necesario caminar hacia el cambio de régimen gubernamental. López Obrador se enfocó en obtener y detentar el poder para instaurar en México una forma nueva de gobernar, sin embargo, fue permisivo en que un sector de la clase política siguiera conservando y velando por sus propios intereses, de lo contrario, no podríamos siquiera imaginar que muchos que en el pasado reciente era adversarios naturales del movimiento de la 4T, actualmente quieran pasar como los grandes ideólogos de la izquierda en México.
Precisamente por pragmatismo y cinismo político, actualmente muchos personajes a quienes persiguen las sombras y sospechas de corrupción están por arribar al poder público. En Chiapas tenemos ejemplos muy claros en diputaciones, alcaldías y en las posiciones claves que habrá en el siguiente sexenio gubernamental.
Un ejemplo claro de entendimiento a la Teoría del Realismo Político se presentará en la gubernatura a partir del 8 de diciembre, pues, no hay que olvidar que Eduardo Ramírez Aguilar en 2015 en la primera elección en la que participaba Morena como partido político, allá en Mapastepec lanzó una frase lapidante: “López Obrador es un mentiroso” causando la algarabía de militantes del PVEM que lo escuchaban en su calidad de dirigente estatal de ese partido político, tres años después apareció en la boleta electoral como candidato al Senado de la República, abanderando al partido fundado por “el mentiroso López Obrador” (sic)
La eficacia del pragmatismo por encima de la moralidad convencional de la que escribió Nicolás Maquiavelo hace más de cinco siglos, le queda a la perfección a políticos de poca monta que al ver casi perdidas las oportunidades de continuar en los puestos de poder, tuvieron que buscar cobijo bajo la sombra de Andrés Manuel López Obrador, a quien consideraron en su momento un “peligro para México”.
Bien, pues hoy, culmina el gobierno de ese hombre que entendió que la política es una lucha por el poder. Como líder de la izquierda en México, Andrés Manuel López Obrador entendió y manejo el poder manera efectiva, tanto así que a sus antiguos adversarios hoy los ve prácticamente arrodillados ante él. A los que se sintieron con los arrestos de pelearle de tú a tú, los colocó al borde de la extinción.
Andrés Manuel logró en casi cinco años, desaparecer a esos adversarios que se sintieron con la fuerza moral para intentar recuperar el poder, solo que no se imaginaron que el oriundo de Tepetitán lograría abrir las conciencias de los mexicanos, de allí los casi 36 millones de votos que logró Claudia Sheinbaum Pardo, el objetivo de López Obrador era la revolución de las conciencias.
La Teoría del Realismo Político aborda que, los líderes no solo buscan la adquisición del poder, sino también su mantenimiento y expansión, en este punto, Andrés Manuel López Obrador también les dio catedra a sus adversarios, porque expandió su presencia con su legado. Gobernó para que su partido se convirtiera en la marca electoral en México y lo logró. Tan es así que a partir del 1 de octubre cada ocasión que se vea la figura de Claudia Sheinbaum será el recordatorio de que el político tabasqueño que hoy culmina su mandato pasó a la historia por entregarle la banda presidencial a la primera mujer que gobernará este país.
El presidente se va dándole catedra de inteligencia política a la oposición, a la cual derrotó no solo en 2018, sino desde su aparición en la escena pública, porque nunca imaginaron que a ese personaje que humillaron y vilipendiaron sería quien los pondría en terapia intensiva.
Emitir una calificación a López Obrador serían juicios a priori, porque tendrán que pasar años para saber si su movimiento fue una decisión acertada para nuestro país. Lo que si hay que reconocer que al menos durante este gobierno se combatió la desigualdad, la pobreza y se restituyeron derechos a los mexicanos… Hasta la próxima.