Christian González | Tuxtla Gutiérrez
Su sueño era ser licenciada en Administración de Empresas y profesional como corista religiosa, pero una bala acabó con Yurita Elivani Ramírez Pérez el pasado miércoles por la noche, cuando viajaba, junto a su hermana y padre, en una ruta de transporte colectivo de esta ciudad capital, tras quedar “en medio” de un enfrentamiento armado.
La joven de 16 años de edad retornaba a su hogar, como a las 9 de la noche, cuando se toparon con un tiroteo entre sicarios; el colectivo en el que se transportaba avanzó hasta la altura de una gasolinera. Ahí sus seres queridos y demás pasajeros se dieron cuenta que estaba sin vida.
Este jueves, sus padres, amigos y otros seres queridos la despidieron en un velatorio de la colonia San Francisco, pues ahí sería “preparado” su cuerpo que viajaría, este mismo día, a Frontera Comalapa, de donde salió hace dos años junto a su familia por la violencia que se vive allá.
El, como la conocía de cariño sus allegados, era parte del coro de una iglesia presbiteriana de esta ciudad capital, conocida como “Getsemaní”, junto a su madre. Incluso, había estudiado en un seminario de teología y se graduó, hace como un año, como ministra de música. A la par, estudiaba en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS), número 233.
Orán Morales, pastor presbiteriano, lamentó que Chiapas se haya convertido en un estado violento, por lo que pidió a las autoridades de los tres niveles de gobierno hacer su parte para que pare toda esta delincuencia.
Además, demandó que se haga justicia en el caso de la joven de 16 años de edad para que no quede en la impunidad, lo que también sentará un precedente, dijo, para que en otros casos de este tipo la justicia sea transparente.
Inclusive, llamó a los grupos criminales a no meterse con la población civil, y que diriman sus diferencias entre ellos y no en contra de inocentes como Yuritza.