Bajo amenazas de acusarlos, muchos trabajadores son amedrentados por sus jefes y no les pagan salarios completos ni horas extras o seguro por accidente
Agencia Excélsior
El terror para los migrantes se presenta con diferentes rostros. Desde redadas en las escuelas de sus hijos, hasta el no pago de horas extras o salarios completos en sus trabajos, porque patrones sin escrúpulos los amenazan con denunciarlos, a pesar de no estar en la lista de posibles deportados.
Otros jefes les dicen a sus trabajadores que fueron aceptados como contratistas independientes, que son dueños de su empresa. Sus ojos brillan ante esa respuesta, pues creen que es su sueño americano, aunque en realidad se están aprovechando de ellos porque no tienen ninguna protección si se lastiman o tienen un accidente grave.
Bajo el lema “deportaciones masivas ahora”, miles de trabajadores honestos de diversas nacionalidades viven momentos aterradores desde el pasado lunes, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó la orden ejecutiva para repatriarlos, aunque muchos de ellos están desinformados sobre su actual situación migratoria.
Sumado a ello, se gesta un proyecto de ley que apuntaría a personas indocumentadas para deportación si son simplemente acusadas, no condenadas, de delitos no violentos como el hurto en tiendas, el cual fue aprobado en la Cámara de Representantes con apoyo bipartidista. Está avanzando en el Senado, donde sólo ocho demócratas se opusieron a su avance.
Afortunadamente, algunos sindicatos y centros de trabajadores han estado muy ocupados movilizando una defensa sólida, mediante la acción directa, la acción política y la negociación de protecciones en los contratos sindicales. Muchos de estos esfuerzos comenzaron mucho antes de que Trump fuera elegido.
El sindicato United Farm Workers informó el pasado 8 de enero que algunos de sus miembros fueron detenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos cuando regresaban a sus hogares del trabajo en el condado de Kern, California. “Acciones aleatorias como esta no tienen como objetivo proteger a nadie”, escribió el sindicato en X, “tienen como objetivo aterrorizar a la gente trabajadora, honesta”.
Incluso, algunos empleadores ya están implementando controles de identidad y autorización de empleo. Al menos 100 trabajadores de limpieza y cocina del edificio Tin de la ciudad de Nueva York fueron despedidos después de que el gerente corporativo del edificio, Seaport Entertainment Group, llevara a cabo una de esas medidas, como se puede leer en la prensa local.
No al miedo
Los analistas aseguran que los trabajadores y los sindicatos se enfrentan a un doble desafío: deben defender a sus compañeros indocumentados y garantizar que ninguna medida represiva disuada sus constantes luchas para mejorar sus vidas.
Savannah Palmira, directora de organización del Consejo Distrital 5 de Pintores y Oficios Afines de Estados Unidos, afirma que no van a dejar de intentar organizar a los trabajadores migrantes, independientemente de quién esté en el cargo.
El sindicato está brindando asistencia legal a los miembros migrantes y ofreciendo talleres de educación política para abordar conceptos erróneos generalizados, como la noción de que los trabajadores migrantes no pueden estar en sindicatos”, afirma.
Los grupos comunitarios y los centros de trabajadores también se están movilizando contra la maquinaria de deportación de Trump. Escucha Mi Voz, con sede en Iowa, está sentando las bases para una batalla en múltiples frentes: el grupo comunitario dirige un programa de asistencia legal, ayuda a los trabajadores a inscribirse en programas de asistencia gubernamental como WIC y SNAP, y ha apoyado campañas de organización de trabajadores en las plantas procesadoras de carne Tyson y West Liberty.
También movilizan la defensa contra la deportación, incluso haciendo que miembros de la comunidad acompañen a los migrantes a los controles del ICE. “Llevamos a una multitud de personas con nosotros, porque el ICE normalmente no realiza detenciones durante eventos públicos”, afirma David Goodner, codirector de Escucha Mi Voz.
Vimos mucho de eso durante la pasada administración Trump: si un grupo de personas rodeaba a un migrante, el ICE no podía atraparlo”.
En abril de 2023, como publicó labornotes.org, la gobernadora Kim
Reynolds firmó una ley que ordena a las fuerzas del orden de Iowa detener a cualquier persona que haya sido deportada en el pasado (incluidas las personas a las que se les ha concedido asilo o que fueron traídas al país cuando eran niños). Cientos de miembros de la comunidad protestaron y, finalmente, un tribunal federal emitió una orden judicial temporal contra esa ley. Pero Goodner sigue preocupado por la legislación que autorizaría a los estados a aplicar las leyes federales de migración.
La batalla no se librará sólo en los tribunales. “Necesitamos ampliar nuestra base más allá de los que ya están convencidos”, dice Goodner. “Necesitamos ir y hablar con la gente, incluidos los partidarios de Trump, y ganarlos uno por uno, de la misma manera que lo hacen los organizadores cuando crean un sindicato. Por eso tenemos un plan para tener seis mil conversaciones individuales en las iglesias de la zona”.
Arise Chicago, una organización de derechos de los trabajadores con alrededor de dos mil 500 miembros, está ocupada organizando capacitaciones sobre sus derechos para redes comunitarias, congregaciones religiosas y trabajadores. También distribuyen un kit de herramientas para trabajadores migrantes. El trabajo se intensificó tres meses antes de que Trump ganara las elecciones.
Todos deben poner manos a la obra”, dijo Laura Garza, directora del centro de trabajadores de la organización.
Los trabajadores y los miembros de la comunidad han estado acudiendo en masa a los cursos de formación, pero advirtió que “nunca podemos olvidar que la misión es organizar a los trabajadores para mejorar las condiciones laborales. Lo último que queremos es que los trabajadores reduzcan su lucha contra las injusticias en el lugar de trabajo, como el acoso sexual o la falta de descansos”.
Para mantener la ofensiva, puede ser necesaria la defensa. Los trabajadores organizados pueden presionar a los empleadores para que nieguen la entrada a los agentes del ICE que lleguen sin una orden de arresto o de registro, o al menos restrinjan el área de registro a lo que se detalla en el documento.
En la actualidad, un Memorando de Entendimiento entre el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Trabajo exige que el ICE se abstenga de la mayoría de las actividades de control en los lugares de trabajo donde exista una disputa laboral pendiente. Mientras se mantenga ese acuerdo, los empleadores no pueden utilizar las redadas del ICE como herramienta contra las campañas sindicales.