Por Doctorando Julio César Cué Busto
Continuando con mi última experiencia con la poligrafía, me mantuvieron casi diez horas sometido al examen, esto debido a que, después de estar discutiendo, sobre lo correcto o incorrecto, de sus cuestionamientos: Es menester aclararles que el procedimiento que utilizan los poligrafistas es rutinario, todos se conducen igual; o sea que, hacen lo mismo.
Durante la primera entrevista, para poder seleccionar las preguntas que te harán, revisan todo tu expediente o antecedentes que puedan conseguir, cuestionando diferentes temas relacionados con tu vida laboral y personal, lo que les facilita la selección de las preguntas finales ya conectado al aparato.
Durante la plática el poligrafista abandona el área del examen constantemente, incluso cuando ya estás conectado al aparato, antes de realizar las preguntas seleccionadas, “calibran” supuestamente el aparato, con una pregunta, ¿En estos momentos es de noche?, te obligan a contestar “sí”, cuando en verdad es de día, como es una mentira decir que sí es de noche, con eso queda calibrado el aparato.
La sesión de preguntas ya conectado, la repiten las veces que se les ocurra, en la última salida, al regresar me dijo la poligrafista que el aparato está detectando que estaba ocultando algo muy grave, y como ya habían transcurrido muchas horas, fue cuando le dije, que efectivamente hacía unos años había yo cometido un acto muy grave, enseguida se iluminó de alegría la cara de la entrevistadora, casi de inmediato le manifesté que estaba bromeando, y que ya los mandos superiores me habían nombrado para ser el último Director General de la Colonia Penal Islas Marías, y que si resultaba “No Apto” me firmarían la “carta responsiva”, por lo que le pedía que ya se concluyera la prueba, firmándole las gráficas de las supuestas reacciones que tuve.
No omito comentarles que, durante el examen, ya sujeto por los cables que te colocan en el cuerpo, el poligrafista se la pasa gritando cuando te están realizando las preguntas, ¡No se mueva! ¡No respire! ¡No parpadee! ¡No tosa! ¡Vea hacía la pared!
Inglaterra, nación muy propensa a efectuar estudios poblacionales, realizaron un seguimiento y análisis a diez mil personas para detectar qué pasó con ellos después de haber sido rechazados por no haber aprobado el examen del Polígrafo, resultando que la mayoría habían tenido un buen desempeño laboral en sus trabajos subsecuentes.
Otro elemento probatorio del fracaso del polígrafo fue cuando en una ocasión analizaron el historial de 1,500 elementos nacionales de seguridad pública y de procuradurías de justicia que habían sido cesados de sus cargos, algunos encarcelados por mal comportamiento, teniendo una circunstancia común todos ellos, que fue, todos aprobaron el examen de Polígrafo.
En una ocasión, un subsecretario envió a un compadre a presentar el examen de poligrafía para ocupar un cargo dentro del área de Seguridad Nacional de la Secretaría de Gobernación, resultando No-Apto por la fuerte reacción al preguntarle ¿Ha participado en algún secuestro?, el alto funcionario no quedó conforme con ese resultado al no tener ninguna duda de la honestidad de su recomendado, por lo que solicitaron la revisión del examen, analizaron el resultado y detectaron que la reacción a esa pregunta era por la desagradable experiencia sufrida por el secuestro cometido en contra de un sobrino, lo cual provocaba que al preguntarle sobre el delito de secuestro, de inmediato lo invadía la emoción del recuerdo del secuestro de su familiar, con la consabida gráfica del polígrafo indicando que tenía una fuerte reacción ante dicha pregunta.
Otra historia importante fue, cuando en una ocasión, presumía un titular de la extinta Procuraduría General de la República, de la certificación que habían logrado en la Subprocuraduría de Delincuencia Organizada, hasta el que hacía el aseo, había aprobado los duros controles de confianza principalmente el polígrafo, y para certificar el blindaje de esa área, le pidieron a través de la embajada americana, al gobierno de EE.UU. que mandaran poligrafistas, para que examinaran a todos, ¿qué creen que pasó? ninguno pasó el examen.
Estos casos confirman la falta de confiabilidad del polígrafo. Su uso genera vacantes innecesarias y no garantiza la selección de personal íntegro. Su eficacia no solo es cuestionable, sino que está científicamente desacreditada. Es momento de dejar de aplicarlo.