Una iglesia evangélica convirtió un sismo de magnitud 6.1 en un acto de fervor religioso; las opiniones en redes sociales se dividen como pocas veces
Agencia Excélsior
A las 11:35 a.m., Lima entera tembló. Un sismo de magnitud 6.1 con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao sacudió la capital peruana y activó los recuerdos sísmicos de millones. Pero en un modesto templo del distrito de San Martín de Porres, lo que para muchos fue alarma y zozobra, para otros se convirtió en epifanía.
“¡Más fuerte, Padre, más fuerte, aleluya!”. Con esas palabras, la pastora evangélica Nélida Rojas rompió cualquier protocolo de evacuación y transformó el temblor en una celebración religiosa, convencida de que el movimiento telúrico era una manifestación directa de la presencia divina.
Desde el púlpito de la iglesia “El Gran Yo Soy”, mientras el techo crujía y las paredes vibraban, Rojas levantó los brazos al cielo, exclamando con voz firme y rostro iluminado por la fe: “¡Eso significa que nuestro Padre Celestial está obrando! ¡No se asusten!”.
Fe, temblores y viralidad
El video del culto —grabado en vivo por feligreses que esperaban registrar un domingo común— se convirtió en un fenómeno viral apenas unas horas después. La reacción de la congregación osciló entre la ovación, el fervor y una tensión apenas disimulada. Nadie abandonó su asiento. Nadie corrió. Algunos aplaudían, otros alzaban las manos. Una joven con buzo blanco miraba desconcertada, sin moverse. La pastora, en cambio, continuó su prédica con renovado ímpetu: “¡No se muevan, alaben al Gran Yo Soy!”
El fenómeno desató un debate inmediato en redes sociales. Mientras muchos internautas aplaudían la “valentía” y “fe inquebrantable” de la pastora, otros cuestionaban la falta de medidas de seguridad y la exposición innecesaria de decenas de personas en un recinto cerrado durante un evento sísmico.
“Una cosa es confiar en Dios y otra jugar con la vida de la gente”, comentó un usuario en X. Otro, más sarcástico, escribió: “La única iglesia que aplaude un sismo en vez de evacuar. Eso sí es literalismo bíblico”.
Un culto en zona sísmica
Según el Instituto Geofísico del Perú, el movimiento tuvo una profundidad de 49 kilómetros y se sintió intensamente en Lima Metropolitana, afectando principalmente los distritos del Cono Norte, donde se encuentra el templo. No se han reportado víctimas fatales, aunque sí se registraron daños menores en viviendas antiguas, postes y fachadas.
La iglesia “El Gran Yo Soy” es un templo evangélico de base popular, ubicado en una zona densamente poblada y con escasa planificación urbana. El distrito de San Martín de Porres, donde predica Nélida Rojas, es uno de los más populosos del país, con más de 700 mil habitantes y un alto número de templos evangélicos independientes.
Los cultos de Rojas suelen ser multitudinarios y emotivos, centrados en el poder de la oración, la liberación espiritual y el mensaje de salvación. La pastora, de verbo encendido y presencia magnética, lleva años reuniendo fieles bajo un mensaje directo: “El Señor habla a través de los hechos”.
Entre la fe y la responsabilidad
Este domingo, ese mensaje fue tomado al pie de la letra. “Sentimos el poder de Dios, y no era simbólico”, dijo una feligresa entrevistada a la salida del culto, aún con lágrimas en los ojos. “Él nos movió el piso, literalmente. ¿Cómo no vamos a alabarlo?”
Aunque el Ministerio de Salud y Defensa Civil recomiendan que ante un sismo se evacuen locales cerrados, especialmente aquellos sin reforzamiento estructural, en este caso no hubo ningún protocolo de desalojo. Según testigos, Rojas instó en todo momento a los presentes a quedarse en sus asientos y continuar orando.
El video se convirtió rápidamente en material para los noticieros y medios internacionales, apareciendo en portales de noticias como Infobae, N60 y en cuentas virales de América Latina. “Una iglesia en Lima celebró el sismo como si fuera una bendición”, tituló un medio argentino.
El hecho plantea interrogantes sobre los límites entre la libertad religiosa y la seguridad pública. ¿Qué ocurre cuando el fervor eclipsa las alertas? ¿Dónde termina la fe y comienza la responsabilidad colectiva?
Final del culto: “Hoy Dios se manifestó”
La ceremonia terminó sin incidentes mayores. No hubo heridos ni daños en el templo, aunque muchos aún comentaban el suceso al salir a la calle. Rojas cerró la jornada con una oración que volvió a elevar el tono:
“Señor, gracias porque estás con nosotros. Porque no temblamos de miedo, sino de tu presencia. Gracias por movernos el corazón y también el suelo. ¡Más fuerte, Padre, más fuerte!”
Entre aplausos y cánticos, los fieles abandonaron el lugar como si salieran de una epifanía colectiva, ajenos a la controversia que ya se encendía en redes. En San Martín de Porres, ese día, la tierra tembló… y también la fe.