El periodista realizó una investigación exhaustiva para publicar Universidad de México, 1551-2001
Agencia Excélsior
No ha habido una rectora en la UNAM. Ni una. En la Universidad Veracruzana y en otras de los estados, sí. No en muchas. Ésa es una reivindicación que tenemos que hacer porque debe haber iguales derechos para ocupar cargos”, asegura Humberto Musacchio en entrevista con Excélsior.
De la Real y Pontificia Universidad a la Universidad Nacional Autónoma de México han pasado 450 años de una institución producto de la historia que Musacchio decidió contar en el libro La Universidad de México, 1551-2001, editado por el Fondo de Cultura Económica. “Para mí ha sido una sorpresa tras otra hacer esta investigación, porque por ejemplo, en los primeros 80 o 90 años, la Real y Pontificia Universidad de México tuvo rectores estudiantes, porque era una Universitas escolarum, el término Universidad no se refiere al universo de conocimiento, como se ha dicho por ahí, sino que universitas era un gremio, el gremio de estudiantes”, asegura el periodista.
Hacia 1640 se convirtió en Universitas magistrorum y los estudiantes ya no pudieron ser rectores y fueron marginados de las posiciones de dirección.
La Real y Pontificia Universidad era una Universidad racista”, destaca Musacchio. Aunque había admisión para los indios en la Universidad, casi nunca hubo indios estudiando y, por supuesto, negros y castas en general no ingresaban.
Para entrar a la Universidad había que ser “fijodalgos”, es decir, hijos de hidalgos, personas reconocidas por la Corona con plenos derechos. No ciudadanos, porque ese es un concepto de fines del siglo XVIII”, señala el también colaborador de Excélsior.
Un dato interesante es la ubicación de la sede universitaria original.
Dicen que la primera sede de la Universidad estuvo en la esquina de Moneda y Seminario. “Eso no es cierto, ahí nunca estuvo. No hay una sola prueba de que haya estado ahí. En cambio, sí hay pruebas de que estuvo en el edificio del Seminario, que en ese entonces tenía entrada por la que hoy es la calle de Guatemala”.
La Universidad de México-1551-2001 es una revisión histórica de largo aliento, una mirada analítica sobre la principal institución educativa
del país.
Musacchio destaca que Justo Sierra (1848-1912) –promotor y fundador de la UNAM– negaba que la Universidad Nacional que él fundó tuviera relación con la Real y Pontificia Universidad de México, sin embargo, la UNAM heredó los bienes e inmuebles de la vieja Universidad.
Lo que pasa es que Justo Sierra mandó tirar el edificio de la Real y Pontificia Universidad, que estaba donde hoy se ubica el estacionamiento de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación”.
Otra de las herencias son los rituales, como por ejemplo los anillos de graduación, que vienen desde la fundación de la Real y Pontificia Universidad.
Hay muchas cosas que tienen que ver entre una institución y otra, asevera Musacchio, como la carrera de Derecho, que se fundó en 1551 y que cuando desapareció la Real y Pontificia siguió funcionando y fue una de las instituciones básicas cuando se fundó la UNAM.
El mismo caso ocurre con la Facultad de Medicina, que también tiene viejas raíces en la Real y Pontificia Universidad. “El hecho es que esa Escuela de Medicina sobrevivió, se fundió con otras instituciones y llegó hasta 1910, cuando se funda la Universidad Nacional Autónoma de México, que en un principio era Universidad Nacional de México, la autonomía se conquistó en 1929”, destaca el periodista.
La UNAM ha pasado por grandes movimientos sociales durante las últimas décadas. Es una institución que vive montada en una permanente contradicción. Necesita orden porque las tareas académicas, la enseñanza, la investigación, la evaluación de la docencia, que son los exámenes e incluso la difusión cultural, requiere que haya un orden para que estas actividades puedan desarrollarse satisfactoriamente; sin embargo, la Universidad debe renovar el conocimiento. Y esta necesidad de renovación es la que genera una gran cantidad de movimientos sociales, sobre todo estudiantiles.
Lo que está formándose en la UNAM no es nada más un grupo de muchachos que va a ver cómo le va. Son, en muchos aspectos, los que van a sostener el edificio del país, las instituciones, el cambio positivo, el mejoramiento de la vida de todos los mexicanos. Eso ha sido la UNAM a lo largo de su historia, con sus altas y sus bajas”, finaliza Musacchio.