sábado, noviembre 23, 2024

El sol nos dijo que llegó el final, Joan Manuel Serrat

En una noche lluviosa el cantautor catalán, en complicidad con su público que lo acompañó en este fin de fiesta, se despidió de los escenarios en la Ciudad de México

Agencia Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

Fue en 2022 cuando el cantautor catalán Joan Manuel Serrat (1943) arrancó su gira del adiós El vicio de cantar: Serrat 1965-2022, luego de anunciar su retiro definitivo de los escenarios, y si bien ya se había despedido de su público capitalino con dos fechas en el Auditorio Nacional, sorprendió a sus fans con un concierto más anoche en el Zócalo capitalino.

El encuentro masivo y gratuito se organizó como parte de las celebraciones de los 50 años del Festival Internacional Cervantino, sin embargo, lo que significó su última presentación en la Ciudad de México provocó que el concierto se viviera como una verdadera celebración, tal como el autor de Cantares pidió.

Desde las primeras horas de la tarde, sus seguidores, adultos de la tercera edad en su mayoría, fueron poco a poco ocupando sus localidades, en sillas colocadas frente al escenario.

Pocos minutos antes de las 20:00 horas, la lluvia hizo su aparición como telonera del cantante, lo que provocó que del gentío brotaran sombrillas de todas las tonalidades y el público se cubriera con impermeables y bolsas de plástico para protegerse del agua, sin abandonar sus localidades en esa cita final con El Nano.

Minutos después un grupo de músicos invadió el escenario anunciando la llegada de Serrat, quien apareció con los brazos extendidos.  Tocándose el corazón con una mano, se paseó por la tarima para saludar a su público, siendo inmediatamente ovacionado al grito de: “¡Serrat!, ¡Serrat!, ¡Serrat!”.

Miles de personas se dieron cita en el Zócalo capitalino para disfrutar el concierto del cantautor español.

El concierto arrancó a ritmo de Dale que dale.

Risueño, el autor de La mujer que yo quiero y Esos locos bajitos saludó agradecido a la concurrencia.

Buenas noches, cuatro gotas, es todo. En un ratito no nos acordaremos”, expresó, haciendo alusión al clima.

Damas y caballeros e impacientes, buenas noches, sean todos muy bienvenidos, para mí es un gusto poder estar aquí en la plaza mayor de México lindo y querido. ¡Y qué gusto que estén aquí!

Gracias por tantas cosas que nos han ocurrido en común. Han oído decir que este concierto es de despedida, pero no hagan caso. ¡Esto es una fiesta! Vamos a soltarlo todo, aparten cualquier sentimiento de nostalgia y melancolía y piensen seriamente en que, a partir de ahora, todo, absolutamente todo, es futuro”, expresó el artista de 78 años, despertando una oleada
de aplausos.

Barquito de papel, El carrusel del Furo, Lucía, Señora, No hago otra cosa que pensar en ti y Algo personal fueron interpretadas por Serrat en la primera mitad de la velada, en donde su público, entregado, coreaba las letras de sus creaciones.

El Nano se despidió de su público en la CDMX como parte de su gira El vicio de cantar; Serrat 1965-2022.

El cabello platinado delata el pasar de los años en su físico, pero en su actitud, Joan Manuel Serrat sigue irradiando la energía, seguridad y carisma de un adolescente que navega en su hábitat natural.

Vestido con playera, saco oscuro y jeans, el cantautor bailoteó a ritmo de cada melodía que se prestaba para ello y cuando no, se acercaba al pedestal para compartir anécdotas con su público, creando una atmósfera íntima, cómplice y amistosa.

Para La Libertad, Canço de Bressol, en catalán, De cartón piedra, Es caprichoso el azar y Hoy puede ser un gran día fueron coreadas por la gente, pero la verdadera euforia se vivió en el cierre, donde el catalán cantó éxitos como Mediterráneo, Aquellas pequeñas cosas, Cantares y Penélope, donde El Nano puso a toda su audiencia a corear una última vez sus éxitos en vivo.

Al grito de ¡Viva México, cabrones!, el español culminó su presentación bajo su tema La fiesta, en la que sus seguidores lo acompañaron coreando la letra.

Se acabó/

El sol nos dice que llegó el final/

Por una noche se olvidó/

Que cada uno es cada cual”…

Y entre elogios y largos aplausos que resonaron por la Plaza de la Constitución, como un adiós, hasta siempre, el artista fue despedido con el cariño ganado durante 57 años de trayectoria, en un espacio público que si bien no estuvo atiborrado, logró que tanto el público como el  artista partieran sin quedar a deberse nada.

80,000 personas acudieron al Zócalo, según cifras del gobierno de la CDMX.