En los últimos 120 años, la temperatura promedio anual del país subió 1.7 grados centígrados; en el mundo, el aumento es de 1.2 grados, alertan científicos de la UNAM
Agencia Excélsior/CIUDAD DE MÉXICO.
Debido a la crisis climática, en los últimos 120 años la temperatura de México se incrementó 1.7 grados centígrados anual, en promedio.
En contraste, alerta un reporte liderado por científicos de la UNAM, la temperatura global aumentó 1.2 grados centígrados con respecto al periodo preindustrial.
El informe Estado y perspectivas del cambio climático en México, cuyo resumen será presentado en dos semanas y que fue adelantado a Excélsior, indica que esta situación se debe a la localización geográfica del país.
Es decir, México no tiene las mismas tasas de calentamiento y son mucho mayores en el norte, explicó Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático de la UNAM. Además, aumentaron los días de calor extremo por año, así como los días consecutivos secos, con mayores afectaciones en el noroeste. De no actuar contra el cambio climático, el impacto para México sería similar a perder entre medio Producto Interno Bruto y hasta cinco veces el PIB.
MÉXICO SE CALIENTA MÁS QUE EL MUNDO
En los últimos 120 años, la temperatura de México se ha incrementado 1.7 grados centígrados en promedio anual, como resultado de la crisis climática. Esto se debe, alerta un nuevo reporte liderado por científicos de la UNAM, a la localización geográfica del país.
El aumento de la temperatura de México llama la atención de la ciencia, ya que en contraste, la temperatura global ha aumentado 1.2 grados centígrados con respecto al periodo preindustrial. En nuestro país, sin embargo, el calentamiento no es parejo.
México no enfrenta las mismas tasas de calentamiento y son mucho mayores en el norte, ya que en algunos lugares se alcanzan los 6 grados por siglo, “eso es una tasa de calentamiento muy elevada e importante; mientras que en algunas partes del sur, la tasa de calentamiento es de 5 grados por siglo y el resto del territorio está entre 2 y 3 grados”, explica Francisco Estrada Porrúa, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PICC) de la UNAM.
Otros hallazgos del reporte Estado y perspectivas del cambio climático en México, del cual será presentado el resumen en un par de semanas y que Estrada Porrúa adelanta a Excélsior, son el aumento de días de calor extremo por año, así como el incremento del número de días consecutivos secos (Consecutive Dry Days, CDD) con afectaciones en mayor medida en el noroeste del país.
En el periodo observado 1975-2018, las tendencias de CDD indican incremento de seis y hasta ocho días adicionales por década en el noroeste; de entre dos y cuatro días adicionales por década en el centro, y el resto del territorio muestra tendencias de entre 0 y 2 días consecutivos secos adicionales por década.
También presenta información respecto a las precipitaciones. Se observa que son altamente heterogéneas, esto es que han disminuido en las regiones del norte del país, mientras que han aumentado en el centro y en el sur. Además, las precipitaciones están llegando como eventos extremos, indicó.
Sobre dicho reporte, Estrada dice que se trata de una iniciativa que lidera la UNAM y cuenta, además, con la participación de científicos de otros institutos de investigación y universidades del país.
Hicimos la tarea de recopilar información sobre qué significa en términos de impactos en salud, biodiversidad, agricultura y en otros sectores; cómo van las emisiones de México, cómo ha cambiado el clima, qué lugares del país y qué poblaciones son las más expuestas, entre otros puntos, para darnos una idea de la magnitud y gravedad del problema que significa el cambio climático, y esto es algo que el gobierno ya debería tener preparado para llegar a una Conferencia de las Partes, pero no lo tiene”.
LOS COSTOS
Para conocer los impactos del cambio climático en México, Estrada destaca que primero debe saberse cuánto tiempo nos tardaríamos en pasar de un clima al que se le consideraría normal a otro clima al que hoy se le catalogaría como un evento extremo, “esto ayuda a calcular cuántos años nos quedan para que la sociedad enfrente un clima que desconoce, y en este momento nos quedan sólo 20 años para llegar a ese clima extremo, con el que no estamos familiarizados en lo absoluto”.
El reporte observa distintos escenarios para la economía de México en este siglo, por ejemplo, si no se logran las negociaciones internacionales en materia de cambio climático con planes ambiciosos y que se implementen, como lo estipula el Acuerdo de París, “lo que vamos a tener es un cambio del clima muy pronunciado y esto para México representaría algo similar a que hoy perdiéramos entre medio producto interno bruto y hasta cinco veces el PIB, de ese tamaño es el costo del cambio climático para nuestro país”.
En agricultura, señala que una investigación reciente analiza qué pasa con seis cultivos importantes para el país, ligados a qué tanto se importa y qué tanto se consume, que son: maíz, arroz, sorgo, trigo, soya y caña de azúcar (por su importancia industrial y comercial).
Considerando sólo los seis cultivos, el impacto que va a causar el cambio climático en este siglo será “el equivalente a que hoy el país perdiera 38 mil millones de dólares, a esto llamamos valor presente, a cuánto equivalen las pérdidas en este siglo a algo que podemos situar en la actualidad”, detalla.
Para maíz, hacia finales de siglo, en promedio, el país perdería entre 31% y 42% de sus rendimientos; en lo local, indica, hay estados que podrían perder hasta 80% de sus rendimientos de maíz de temporal que está directamente asociado con autoconsumo y seguridad alimentaria, “en la actualidad hay 23 estados que producen, en promedio, al menos una tonelada de maíz por hectárea de temporal, con 20 millones de personas que dependen de esa producción”.
Con el tipo de trayectoria de calentamiento en el que se está, continúa el científico mexicano, de no lograrse metas ambiciosas en las negociaciones internacionales sobre el Acuerdo de París, de 23 estados que pueden producir con el rendimiento de al menos una tonelada por hectárea, se pasaría a que sólo 11 estados podrían mantener esa producción.
En el caso del trigo, para finales de siglo, el país perdería en promedio entre 20% y 23% de los rendimientos; para arroz, entre 40% y 50%; en sorgo, entre 36% y 41%; en soya, entre 45% y 59%, y la caña de azúcar podría tener ganancias, pero dependería de los supuestos que se hagan, “es una parte técnica, si el cultivo va a absorber el CO2 que hay en la atmósfera podría haber beneficios, pero quitando ese supuesto, se perdería 12% promedio del rendimiento a nivel nacional”.
Sobre los impactos por inundaciones fluviales y costeras, Estrada resalta que en la actualidad los costos anuales, en el primer caso, son de alrededor de siete mil millones de dólares y para finales de siglo pasaría a una merma de 116 mil millones de dólares por año. En el segundo, cada año se espera una pérdida de alrededor de 130 millones de dólares, pero para finales de siglo sería de 10 mil millones de dólares cada año, “una cantidad enorme en pérdidas”.
Otro punto que destaca el coordinador del PICC-UNAM es que las grandes metrópolis son muy vulnerables al cambio climático. Explica que cuando se urbaniza una superficie natural (con vegetación, agua, etcétera) y se convierte en una superficie artificial, ésta tiene mayor capacidad de absorber energía y la emite en forma de calor, “entonces, se forma un cambio climático local por el fenómeno de urbanización, al que se le conoce como isla de calor”, y el cambio de temperatura puede ser similar al que esperamos por cambio climático global, es decir, para finales de siglo puede rondar entre 3 y 4 grados centígrados a nivel local, mientras que a nivel global serían los mismos grados.
En la Ciudad de México, apunta, en promedio la temperatura ha aumentado cuatro grados centígrados durante los últimos 100 años, 3 grados por cambio climático local y 1 grado por cambio climático global.
Si nos vamos hacia el futuro, imaginemos que la temperatura aumenta por cambio climático global 3 grados centígrados más, entonces, estaríamos hablando de un calentamiento de entre 7 u 8 grados centígrados para finales de siglo en las ciudades del mundo”.
Es muy difícil pensar cómo funcionaría una ciudad que no hace estudios sobre islas de calor, sobre estrategias de adaptación, que desconoce los riesgos, “cómo estaría el sistema Metro con una temperatura 8 grados centígrados más alta, cómo sería el día más caliente del año en esas condiciones generales, ¡es brutal!”.
Sobre los costos en ciudades asociados al cambio climático global, explica que deben multiplicarse por tres, “esto es muy sensible, porque si hay impactos tan altos se va a reflejar en la ciudad, en el país y en el planeta, porque resulta que a nivel global, 80% del PIB proviene de las ciudades”.
SE IRÁ A COP27 CON LA TAREA INCOMPLETA
México llega a la COP27 en Sharm El Sheikh, Egipto, con muchas tareas pendientes y sin tener un cuerpo técnico que asesore. “Por lo que sabemos de cómo está compuesto el equipo que va a la Conferencia de las Partes, tenemos confirmado que va una representación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero aparentemente no va a ir la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales ni tampoco alguien del INECC, que es un cuerpo técnico sobre cambio climático muy importante del gobierno”, dice a Excélsior Francisco Estrada Porrúa, coordinador del PICC-UNAM.
Las negociaciones en cambio climático, añade, no son sólo una cuestión política, son altamente técnicas, por lo cual los países llevan, al menos, dos equipos, uno político y otro técnico, éste ayuda a entender lo que se negocia, lo que implica, “no es trivial el nivel de información y el nivel técnico que se manejan en estas reuniones, es preocupante que si sólo va personal de la SRE, por bien que lo pueda hacer en la parte política, estamos muy mal representados en la parte técnica para entender la discusión de qué se reduce, cuánto se reduce, cómo viene el financiamiento para adaptación y mitigación, son temas muy complicados”.
Además, recalca que México llega con muchas incertidumbres, “el gobierno tiene la responsabilidad de estar bien informado para poder representar nuestros intereses de una manera adecuada, en esto estamos debiendo… y vamos a la COP27 con un medio logro que es amargo”.
Hace unos días se dio a conocer el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y explica que se trata de una evaluación de cómo van los países, si van a cumplir o no lo que prometieron en recorte de emisiones de gases de efecto invernadero en las diferentes conferencias de las partes.
El informe del PNUMA nos dice cumpliremos las metas, pero por los motivos que no se quisieran, nos gustaría que el país tuviera un crecimiento mayor y las emisiones realmente bajaran a pesar de eso y porque nos movemos a energías más limpias… en cambio cumplimos porque no crece el PIB, más bien ha decrecido y en los años que hubo crecimiento fue muy cercano al cero, y porque se cambió la línea base con la cual se miden los resultados”, concluye.