El Inehrm llevará a cabo una revisión exhaustiva sobre el caudillo revolucionario, en el marco de su centenario luctuoso.
Agencia Excélsior
Existen muchos mitos en torno a Francisco Villa (1878-1923), dice a Excélsior el escritor y académico Felipe Ávila Espinosa, autor de Breve historia del zapatismo, “mitos que él mismo propició, porque en muchas ocasiones narró su vida a varios testigos con versiones distintas de un mismo acontecimiento, lo cual ha hecho de Villa un personaje poco entendido y con muchas lagunas”.
Aunque sí se sabe mucho sobre su pasado. Por ejemplo, que trabajó como albañil, carnicero, comerciante, arriero y que era conocido por ser diestro en el manejo de las armas y del caballo, explica el también titular del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
Esto, al recordar a este personaje que será conmemorado durante este año, luego de que la Cámara de Diputados declarara el 2023 como Año de Francisco Villa.
Dicha iniciativa fue turnada el pasado 15 de diciembre al Senado para su ratificación. Sin embargo, su proceso legislativo quedó pendiente y aún espera su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
Originario de San Juan del Río, Durango, José Doroteo Arango Arámbula —mejor conocido como Francisco Villa— nació el 5 de junio de 1878.
Quedó huérfano desde joven, debió trabajar para ayudar a sostener a su familia y se sabe que enfrentó una disputa con Agustín López Negrete, dueño de la hacienda de Durango en la que vivía, pero sobre lo cual existen distintas versiones.
Algunos biógrafos relatan que Villa contó que López Negrete intentó violar a su hermana y que él, al defenderla, hirió al hacendado, por lo que debió huir del lugar a los 16 años”, comenta Ávila.
No se sabe si ocurrió la violación o si sólo fue un intento, pero sí hubo un problema real, posiblemente un pleito a golpes en donde el joven Villa se impuso al hacendado, por lo que debió huir y, desde entonces, sobrevivió en los márgenes de la sociedad como delincuente y bandolero”, añade.
Villa conoció como pocos las sierras de Durango y Chihuahua, lo que le permitió utilizar esa geografía durante sus grandes campañas militares.
También existe la idea de que Villa no fue a la escuela y que aprendió a leer y a escribir cuando ya era famoso.
Sin embargo, existen discrepancias, porque algunas fuentes indican que sí tuvo los conocimientos elementales desde joven, aunque él contó a sus biógrafos que aprendió a leer y a escribir hasta 1912, mientras estuvo encerrado en la prisión militar de Santiago Tlatelolco, donde el zapatista Gildardo Magaña le enseñó.
Conocido como el Centauro del Norte, Villa fue comandante de la División del Norte, gobernador provisional de Chihuahua (1913 y 1914) y uno de los personajes más importantes de la Revolución Mexicana.
Quizá Villa fue el factor militar decisivo que permitió el triunfo de la revolución constitucionalista, porque las grandes batallas de la División del Norte, que comandó Villa, fueron las que destrozaron la columna vertebral del ejército federal huertista”, anota Ávila.
Sin embargo, lo más relevante a revisar en este 2023 será su legado, la transformación revolucionaria que emprendió y, de manera objetiva y crítica, sus fallos y excesos.
Algunos de esos errores, apunta Ávila, tienen que ver con las batallas decisivas que perdió ante el ejército de Álvaro Obregón, en el Bajío, por actuar de manera precipitada.
Creo que fue muy impaciente y si hubiera aguantado un poco más, quizá el resultado habría sido distinto, aunque es cierto que no tenía muchas opciones”, explica.
Además, pienso que el ataque a Columbus, en marzo de 1916, fue otra acción desesperada, llena de coraje contra el gobierno de Estados Unidos, aunque Villa sabía que esa incursión militar tendría consecuencias para el gobierno de Venustiano Carranza”, agrega.
Y también sería necesario revisar la última etapa de la División del Norte, tras perder las batallas decisivas en el Bajío, “cuando se exacerbó la violencia de Villa, el odio, el rencor, y cuando cometió diversas arbitrariedades”.
Entre éstas, apunta Ávila, se pueden considerar el ajusticiamiento de antiguos compañeros, la violencia contra poblaciones civiles, asesinatos y ejecuciones.
Creo que el lado más sanguinario de Villa se despertó en esos difíciles años de la última etapa militar de su brillante carrera, y también se debe revisar”, concluye.
Recordarán a Villa con micrositio
Para recordar el centenario del asesinato de Villa, acaecido el 20 de julio de 1923, el INEHRM organizará una serie de charlas, a partir de abril próximo, en las que hará una revisión historiográfica del personaje y de su movimiento, así como el lanzamiento de publicaciones y el montaje de exposiciones.
También abriremos un micrositio dedicado al caudillo, con libros digitales, música, corridos, fotografías, testimonios y entrevistas con soldados villistas que fueron entrevistados por investigadores del INAH en 1970 y que forman parte de su Archivo de Historia Oral”, detalla Felipe Ávila.
Además, explorarán las batallas más famosas del personaje en Celaya, Silao, León y Aguascalientes.
Y abordaremos aspectos militares, sociales, políticos del villismo, porque no queremos que la narrativa se centre sólo en el personaje, sino en la División del Norte, en las poblaciones villistas y en las que rechazaron sus acciones”.
Finalmente, el INEHRM realizará algunos programas de radio y televisión en Historia viva… La voz del pueblo de México, que se transmite por Radio Educación, y en Perspectivas históricas, de Canal 11.