La obra más reciente de 11 escritores hispanoamericanos llegará a partir de febrero a 21 países que hablan español
Agencia Excélsior
Un viaje por la mejor literatura. Así definen las editoriales Alfaguara y Literatura Random House la iniciativa Mapa de las Lenguas 2023, con la que invitan a los lectores “curiosos, amantes de la palabra y viajeros” a conocer la obra más reciente de 11 autores hispanoamericanos que han sido seleccionados para llegar a 21 países hablantes del español.
El Mapa de las Lenguas, que surgió en España en 2015, y al que México se incorporó entre 2016 y 2017, “busca dar a conocer el talento de autores con un largo recorrido, que merecían tener un espacio destacado fuera de sus fronteras”, afirma Albert Puigdueta, editor de Literatura Random House.
Se consolidó en 2021 como un proyecto panhispánico global para que nuestros libros sigan viajando. Se establece una fecha de publicación simultánea, una estrategia y gráfica comunes y un trabajo coordinado de promoción entre todas las casas”, explica.
Detalla que este año hay dos novedades: un podcast con entrevistas de Luna Miguel a los 11 escritores elegidos y el lanzamiento en mayo del primer Festival de Literatura Mapa de las Lenguas, que será en formato virtual.
Los autores que integran el mapa 2023 son la chilena Colombina Parra, con el libro Otro tipo de música; las argentinas María Sonia Cristoff, con Derroche, y Gloria Peirano, con Miramar; las españolas Aroa Moreno Durán, con La bajamar, y Aixa de la Cruz, con Las herederas; los colombianos Juan Esteban Constaín, con Cartas abiertas, y Daniel Ferreira, con Recuerdos del río volador; los mexicanos Alma Delia Murillo, con La cabeza de mi padre, y Alejandro Vázquez Ortiz, con El corredor o las almas que lleva el diablo; la peruana Katya Adaui, con Quiénes somos ahora; y el uruguayo Ramiro Sanchiz, con Un pianista de provincias.
Colombina Parra, hija del poeta Nicanor Parra, abre el mapa en febrero con Otro tipo de música, un título de relatos con los que la compositora da el salto a la literatura.
Yo no estoy preparada para hablar nunca, por eso elegí la música. Siempre he trabajado con las palabras, porque hago canciones o ruidos, inserto letra o texto a la música.
Después de la pandemia surgieron estos relatos. Entendí que las palabras tienen su propio ruido. Me atreví a hacer esto como una cosa para mí, un pequeño recreo que me tomé”, comentó durante la presentación virtual de la iniciativa.
Por su parte, María Sonia Cristoff explica que su propuesta está hecha de formatos que no se adscriben a la novela, sino a la no ficción. “Empieza con una larga carta y termina con una crónica de viaje; y, en medio, tiene autobiografía, retratos, ensayos, monólogos, canciones, textos teatrales, un telegrama extendido, microrrelatos e incluso un texto etnográfico. La idea fue trabajar la hibridez, una línea que recorre mi narrativa.
Una tía-abuela perversa le escribe a su sobrina-nieta, una treintañera exitosa, que le va a dejar todo el dinero que hizo de forma fraudulenta. Pero le pide que haga algo. Apunta sus dardos al mundo del trabajo”, señala.
Aroa Moreno Durán dice que, para crear su novela, se preguntó “qué cosas no habrán tenido que hacer las mujeres que han sido madres en diferentes contextos históricos y políticos. Cuenta la historia de una familia a través de tres mujeres de tres generaciones. Ponen a la mesa las preguntas que no se han hecho y los silencios que han guardado”.
Y Alma Delia Murillo detalla que La cabeza de mi padre narra ese “viaje interior en busca de mi progenitor, ausencia que comparto con muchos mexicanos, pues en el 40 por ciento de los hogares de mi país, el padre se fue”.
Finalmente, Alejandro Vázquez Ortiz, el otro mexicano, destaca que su obra “está afincada en la relación de los hombres con la tecnología, en particular en los automóviles. Son las historias de seis pilotos Kamikaze. Recreo la velocidad, el movimiento, la sensación de que avanzamos, nos movemos, pero no vamos a ningún lado.
Es muy violenta, está recargada de carnicería; pero no asociada al narco o al crimen organizado, sino a la velocidad; impera el engranaje de una ciudad que te obliga a moverte o te aplasta”, concluye.