El concepto de bibliotecas personales es utilizado regularmente para referirse a la colección libros y revistas reunida por una persona en el ámbito de su trayectoria intelectual
Agencia Excélsior
Desde su inauguración en 1947, la Biblioteca de México se ha dedicado a resguardar y difundir la memoria bibliográfica y el patrimonio documental del país. A través de su labor cultural ha logrado acercar los libros a la juventud mexicana.
El concepto de bibliotecas personales es utilizado regularmente para referirse a la colección libros y revistas reunida por una persona en el ámbito de su trayectoria intelectual, independientemente de su campo de conocimiento o especialidad. Su importancia cobra mayor relevancia en función de la trascendencia del bibliófilo que las genera.
Las Bibliotecas Personales de la Biblioteca de México fueron integradas a su acervo como parte de la ampliación de su oferta cultural en el marco de la remodelación del 2012. Están conformadas por 5 colecciones bibliográficas pertenecientes destacados escritores e intelectuales: José Luis Martínez, Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis.
La dirección es De la Ciudadela 4, colonia Centro, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México. Con un horario de atención de 08:30 a 19:30 horas, de lunes a domingo. Los visitantes pueden ingresar registrándose con una identificación oficial.
Excélsior realizó un recorrido al interior de cada una de las Bibliotecas Personales, en compañía de su coordinador, Javier Castrejón Acosta, quien ha sido uno de los descubridores de los más grandes tesoros escondidos en aquellos interminables acervos culturales, en el contexto del Día Internacional del Libro que se celebra cada 23 de abril desde 1995.
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ, EL OBRERO DE LAS LETRAS
La primera parada es la colección del escritor y cronista José Luis Martínez. Nacido en 1918 en la localidad de Atoyac, Jalisco, dedicó su vida a las letras.
Fungió como director del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en 1968, además, fue representante de México ante la UNESCO; y cronista de la Ciudad de México en 1975, entre otros altos cargos relacionados con la cultura a nivel gubernamental.
Gracias a su trabajo académico realizó importantes contribuciones a las letras mexicanas y al correcto uso del lenguaje. Finalmente, falleció en 2007 en la capital del país; su biblioteca fue adquirida para ser incorporada al acervo bibliográfico de la Biblioteca de México a cargo de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, como parte de los esfuerzos de remodelación del complejo cultural.
Al entrar puede observarse un ambiente totalmente inmaculado; los muebles casi por completo de madera, invitan al diálogo directo con las letras. En la parte superior figuras de aviones colgantes dan la impresión de estar en un viaje a través de miles de páginas.
Nos encontramos en la biblioteca José Luis Martínez, la primera biblioteca que se integra a este gran proyecto cultural. Inicialmente esta biblioteca se iba a ir a Palacio Nacional, pero tuvo la fortuna de que se fijaran en la Biblioteca de México porque a lo largo del tiempo tiene esa vocación de incorporar bibliotecas de los grandes testigos y protagonistas de las letras mexicanas; el antecedente que podemos referir es el de José Vasconcelos cuando se convierte en director de la Biblioteca de México en donde se trae colecciones de varios escritores importantes”, dijo Castrejón.
Considerada como una de las mejores bibliotecas de literatura mexicana, una de sus principales características es que cuenta con un gran número de primeras ediciones de grandes clásicos latinoamericanos.
Además, hay algo muy interesante que he descubierto en esta biblioteca: encontramos en la parte de formación de los grandes poetas, de los grandes escritores como, por ejemplo, Octavio Paz, tenemos aquí sus primeras publicaciones: hay un librito que está aquí en la colección, ‘Luna Silvestre’, de 1933, son de las primeras publicaciones que inclusive Octavio paz mencionaba “es uno de mis pecados de juventud” porque tenía 19 años de edad, estaba emergiendo y conociendo. Pero nada más de ese ejemplar existen 100, y aquí tenemos uno de los primeros”, refirió el experto.
El sitio cuenta con todas las condiciones de accesibilidad para que cualquier tipo de público pueda hacer uso de las instalaciones. Al momento de su instalación obtuvo reconocimientos internacionales gracias a su diseño de interiores.
Creo que es uno de los espacios más democráticos que podemos tener en la Ciudad de México y en el país. Estas bibliotecas nos permiten tener públicos para todos tipos, inclusive hay espacios muy confortables que permiten al lector adentrarse en este oasis cultural para interactuar con sus lecturas”, detalló Castrejón.
Debido a sus niveles de especialización, la biblioteca de José Luis Martínez es una de las más visitadas de las 5 que resguarda la institución. La literatura y poesía mexicana son las temáticas que destacan dentro de la riqueza cultural que integra la colección.
Muchos escritores distinguidos han visitado las bibliotecas personales, mismas que cuentan con espacios exclusivos para la reflexión donde los usuarios pueden disfrutar de la lectura.
Al respecto de las joyas que pueden encontrarse, Castrejón indicó que “tenemos revistas que hablan sobre la Ciudad de México en el contexto de principios de siglo, hay algunas publicaciones que ya no se editan. José Luis fue coleccionando este tipo de materiales que ahora es consultado sobre todo por los cronistas, porque son los referentes para tener esta información”.
En cuanto a la organización del material, está colocado de acuerdo con la forma original como el autor José Luis Martínez la tenía en su casa. Al momento de rescatar la colección los bibliotecarios pusieron especial atención en conservar la esencia de cómo fue concebida y conformada la biblioteca.
Una particularidad de las colecciones personales, específicamente la de José Luis Martínez, es la gran cantidad de ‘testigos’ con que cuenta el material bibliográfico. Los ‘testigos’ son todos aquellos elementos ajenos al libro que se encuentran entre sus páginas, pueden ser cartas, pétalos, envolturas, entre otro tipo de objetos que dan cuenta del uso que ha tenido el libro a través de su vida útil.
Para garantizar la integridad del material se realizan una serie de procedimientos técnicos con la finalidad de preservar el material bibliográfico en cada una de las salas.
ANTONIO CASTRO LEAL, EL VALOR DE LA CULTURA
Nació en 1896, en San Luis Potosí. Un político intelectual que incursionó en diversos ámbitos de la vida académica y política del país. Se desempeñó como el último rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) antes de que esta consagrara su autonomía. Durante su juventud formó parte del grupo llamado “Los siete sabios” que se dedicaron a promover la cultura en sus diferentes formas.
Fehaciente colaborador de Excélsior durante la década de los 70, Castro Leal brindó su vocación a la crítica de la clase política; a través de sus artículos de opinión redactados a manera de diálogo, colocó en el ojo del huracán los temas de interés público. Falleció en 1981 en la Ciudad de México, y su legado como bibliófilo se adhirió a la colección de Bibliotecas Personales.
Al cruzar la entrada, se percibe una sensación de pulcritud y saciedad relajante. Los libros se asoman entre pasillos, escaleras, mesas de trabajo o lámparas para disfrutar la lectura. Más de 50 mil piezas documentales conforman el acervo del diplomático mexicano.
Uno de los primeros en entrar a esta biblioteca fue José Emilio Pacheco, cuando entra, se queda viendo con una expresión tan fuera de este mundo y dijo “la biblioteca de Antonio Castro Leal es absolutamente deslumbrante; es la biblioteca mítica de México’”, cuenta Castrejón al dar unos cuantos pasos al interior.
El material está organizado por país. Los especialistas trataron de respetar el ambiente, así como tipo de mobiliario como el mismo Castro Leal conservaba. La combinación de madera, vidrio y acero son los materiales que predominan en la mayoría de los espacios que favorecen a la comodidad del usuario.
En las diferentes secciones tenemos los materiales de México, España, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, y tenemos otra sección muy interesante sobre las dedicatorias que le hacen a Castro Leal, por ejemplo, aquí encontramos dedicatorias del Dr. Atl., de Martín Luis Guzmán, incluso hay una dedicatoria rara que es del hijo de Oscar Wild, a Castro Leal de 1956, su hijo es Vyvyan Holland”, comentó Castrejón.
Castro Leal impulsó la incorporación del español como lengua internacional por medio de sus ensayos. Por ello, actualmente en su biblioteca personal se encuentra también la obra que dio origen a sus razonamientos para considerar al español como una de las lenguas más importantes para la literatura después del inglés y francés.
JAIME GARCÍA TERRÉS, UN IMPULSOR DEL LEGADO UNIVERSITARIO
Nació en 1924 en la Ciudad de México. Sus múltiples virtudes lo llevaron a ser un promotor de la cultura en el ámbito de la Universidad. Algunas de sus grandes conquistas fue fundar la Filmoteca de la UNAM, la Casa del Lago, así como impulsar la Orquesta Filarmónica de la misma casa de estudios.
Diversos poemas de García Terrés se publicaron en páginas de El Periódico de la Vida Nacional. Además, fue columnista de este diario donde abordó temas políticos y otras reflexiones sobre el pensamiento filosófico. Fue director de la Biblioteca de México desde 1988 hasta 1996, año en que murió y su legado pasó a ser parte de las colecciones personales de la misma institución.
Un largo pasillo da la bienvenida. El espacio transmite la opulencia cultural que en él existe. Los abundantes detalles de madera adornan todo el entorno convirtiéndolo en un cumulo de conocimiento por descubrir. La colección cuenta con 21 mil unidades de información, principalmente de los siglos XVIII y XIX.
En la parte superior se aprecia una representación de la obra artística llamada ‘Tiempo suspendido’, de la artista Perla Krauze, realizada con piezas flotantes de resina; tiene que ver con cada contexto histórico que se detiene en el tiempo.
Esta es la biblioteca de Jaime García Terrés que murió siendo director de la Biblioteca de México. La de don Jaime García Terrés es una biblioteca de bibliotecas, aquí vamos a encontrar mucho material porque él siendo director trajo muchos libros de su casa para la biblioteca. Aquí hay obras del Dr. Ignacio Chávez. Esta biblioteca es la más pequeña, fina y exquisita en materiales; encontramos cosas verdaderamente únicas”, dijo Castrejón sin dejar de mirar las figuras de resina colgantes.
El acervo de García Terrés resguarda una joya imprescindible para el mundo de los libros, se trata de una edición única de ‘Canto general’, de Pablo Neruda. El ejemplar destaca por ser el número 58 de 300, además, incluye murales en miniatura de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. El valor del libro se incrementa por contener las firmas de Neruda, Rivera y Siqueiros.
Es como si estuviera flotando la biblioteca. Fue concebida un poco tratando de mimetizar los ambientes familiares en cuanto a los libros favoritos de Jaime García Terrés, podemos desentrañar una estructura de pensamiento a través de su lectura, es muy interesante porque creo que eso da para eso y para más porque analizar la conducta lectora que ellos tenían nos hace tener un conocimiento diferente del bibliófilo, del coleccionista, del intelectual público”, reflexionó Castrejón.
Y concluyó, “yo creo que por eso tienen esa trascendencia en el contexto de las letras porque fueron los grandes protagonistas por tener este tipo de colecciones, y de ahí que el estar al alcance de todo público nos permita la formación de capital humano que sea importante para nuestra sociedad”.
ALÍ CHUMACERO, CON UN LIBRO BAJO EL BRAZO
El poeta nayarita nació en 1918, y sus mayores aportaciones las hizo en el campo de la edición de textos, un apasionado editor que se atrevió a realizar ediciones en los libros que leía de autores como Carlos Monsiváis, Octavio Paz y hasta Juan Rulfo. Incluso revisiones y borradores de sus propios textos.
Chumacero falleció en 2010 y dejó detrás un crucial legado en la poesía mexicana. Su biblioteca fue recuperada para el proyecto de la Biblioteca de México, en ella pueden encontrarse las anotaciones en cada libro que leía: correcciones, palabras y tachaduras son parte de ese testimonio.
Al entrar se cierra el espacio, un muro impide continuar; al dar la vuelta se encuentra la magna obra arquitectónica y espacial dedicada a los libros del poeta. Paredes tapizadas de material bibliográfico; al fondo se levantan dos ventanales que dejan entrar luz natural al gran recinto. En algunas reseñas, Chumacero decía que ‘la generación del exilio español fue arrojada a las playas mexicanas’, por lo que, la decoración del lugar asemeja el casco de un barco.
En esta biblioteca, al igual que en las otras, el arquitecto ve como estaba la colección en la casa del bibliófilo. He descubierto que es una biblioteca de trabajo, pero refleja una pasión de vida y cuando empiezas a consultar las obras nos vamos a encontrar al interior de ellos lecturas muy particulares subrayadas”, resaltó el experto en libros. “El hombre hábil es el que hace brillante uso de lo que sabe, el capaz puede y el hábil ejecuta”, resaltaba Chumacero en sus lecturas. “Eso nos hace ver que a la palabra la estrujaba, la apretaba, pero él se iba a la esencia, es lo que le daba un bagaje cultural totalmente diferente del resto de los demás”, sentenció Castrejón.
Entre los miles de libros se encuentra el borrador de la obra ‘Palabras en reposo’ del mismo Chumacero, donde se pueden ver las correcciones, anotaciones y tachaduras que hacía hasta quedar el texto que finalmente fue publicado.
CARLOS MONSIVÁIS, LA CIUDAD DE LOS LIBROS
“O ya no entiendo lo que está pasando, o ya pasó lo que estaba entendiendo”.
El año de 1938 vio nacer a uno de los autores más importantes de la cultura popular mexicana en el siglo XX. Se convirtió en uno de los colaboradores consentidos de Excélsior durante ña década de los 60 y 70.
Entre sus reconocimientos destacan el ‘Xavier Villaurrutia’ en 1995 por la obra ‘Los rituales del caos’; se convirtió en cronista imprescindible de los sucesos más emblemáticos de la vida cotidiana de la capital. Tras su fallecimiento en 2010, su colección de libros se integró al proyecto de bibliotecas personales de la Biblioteca de México.
El recibimiento corre a cargo de un largo pasillo, el piso con grecas en forma de gatos. Detalles que describen al autor. El espacio refleja dos de las pasiones de Monsiváis: los gatos y la lucha libre. Los muebles de madera se apoderan del entorno. Más de 24 mil volúmenes se esconden entre los edificios que simulan una gran ciudad, la ciudad de los libros.
La ciudad de ‘Monsi’, la obra artística es de uno de los mejores artistas plásticos que ha tenido México como lo fue Francisco Toledo. Él trata de reflejar en este tapiz aplicado el caos con orden que tenía Carlos en su casa y de alguna manera hace el tipo de material que durante su etapa formativa tenía, es decir, los libros que leyó”, afirmó el responsable de las bibliotecas personales.
La primera sección está dedicada a México, el arte, pintura y el cómic, ámbitos con los que Monsiváis hizo sus más grandes aportaciones a la alta cultura y la cultura popular. Desde el punto de vista de la ironía en lo cotidiano, dio voz a las minorías.
Sobre los detalles arquitectónicos del lugar, Castrejón dijo que “el arquitecto en lugar de retratar una biblioteca trató de reflejar la ciudad de México como la hemos denominado ya ‘La ciudad de ‘Monsi’’ donde vamos a encontrar dos momentos históricos con los multifamiliares de Tlatelolco porque él escribe sobre el movimiento del 68 y el sismo del 85, con la que plasma en sus publicaciones estos aspectos que han sido parteaguas en la ciudad. El arquitecto recrea esa parte con edificios, con recovecos, adentrándonos al barrio, la vecindad o el callejón”.
Existe un espacio escondido donde se encuentra una sección sobre libros de diversidad sexual. Además, el rincón adentra al visitante en la parte íntima del bibliófilo. Es llamado ‘el callejón de la intimidad’, donde, según Castrejón, de vez en vez algunas parejas aprovechan para darse un beso.
Saliendo vemos otra de sus grandes pasiones: el cine. Y hay otra sección de dedicados donde vamos a encontrar la tinta de 5 nobel: García Márquez, José Saramago, Octavio Paz, Neruda y Toni Morris, la primera mujer afroamericana que recibe el Nobel de literatura. Encontramos muchos contextos históricos en las dedicatorias, inclusive dedicatorias personales que querían tener esa búsqueda de una relación de amistad con algunos escritores”.
Una de las dedicatorias de Fernando Savater, escribe “Para Carlos Monsiváis, con toda la admiración el afecto a galope tendido”. El contexto es que ambos escritores alguna vez se encontraron en el hipódromo, por esa razón le hizo la dedicatoria con ese trasfondo.
Con el material de las bibliotecas personales se han realizado diversos estudios por parte de los investigadores que acuden a estas unidades de información. De acuerdo con Castrejón, “estas bibliotecas no solo tienen presencia en la Ciudad de México y el país sino en el entorno mundial. Tener fuentes de información que nos permitieran elaborar investigaciones para modificar las áreas del conocimiento”.
Cada biblioteca personal que resguarda la Biblioteca de México tiene sus propias particularidades y su cosmogonía, de acuerdo con los tesoros bibliográficos que contienen.
Las bibliotecas personales las resumo como una pasión de vida del bibliófilo, del intelectual y que precisamente por haber tenido estas bibliotecas tienen esa trascendencia en el contexto de las letras mexicanas, y tienen esa presencia de que estos protagonistas lograron darle voz a los que no la tenían y es una de las grandes contribuciones”, explicó el experto en bibliotecas personales.
Por otra parte, se cuenta con las colecciones personales de Luis y Javier Garrido, Julieta Campos y Enrique González Pedrero, Jorge González Durán, Abraham Zbludovsky y José Luis Martínez, hijo. Los catálogos de las colecciones personales se pueden consultar en línea y parte del fondo documental de José Luis Martínez y Jaime García Terrés.
Uno de los fondos personales más importantes es el de Carlos Monsiváis, que contiene sus manuscritos, correspondencia, entre otros documentos importantes sobre su vida y obra. Próximamente se va a poner a poner a disposición del público la denominada “Monsiteca”, un proyecto que pretende difundir el trabajo del cronista desde la intimidad de su archivo personal.
Estas bibliotecas reflejan el alma del bibliófilo, sirven para nutrir el conocimiento. Tenemos una sección especial donde están las publicaciones que se generan a raíz de las investigaciones realizadas en esta biblioteca lo que viene a enriquecer el capital humano”, concluyó el especialista bibliófilo.
Las Bibliotecas Personales a cargo de la Biblioteca de México, reciben cerca de 100 mil usuarios y visitantes de todas partes del mundo. En esta etapa de pospandemia las autoridades del recinto están redoblando esfuerzos para captar a nuevos visitantes y usuarios potenciales para que se acerquen a los libros.