El músico participará próximamente en el Festival Internacional de Aguascalientes y después en el Festival Internacional Cervantino
Agencia Excélsior
La Orquesta Imposible, impulsada por Alondra de la Parra, es un esfuerzo fantástico que nació en un tiempo difícil (en pandemia), pero ya logró hacer una grabación (Danzón No.2, de Arturo Márquez), y ha tenido presencia en dos ediciones del Festival Paax GNP, así que es un honor formar parte de este proyecto”, dice a Excélsior el violonchelista mexicano Rolando Fernández (La Habana, 1990), luego de participar en el cierre del foro musical que concluyó la noche del sábado.
Fernández adelanta que participará en el próximo Festival Internacional de Aguascalientes, al lado del pianista Rodolfo Ritter, así como en la edición 51 del Festival Internacional Cervantino (FIC), donde tocará música de Antonín Dvořák, con la Orquesta Juvenil Silvestre Revueltas. Es hijo de padre cubano y madre mexicana, aunque migró a nuestro país a los tres meses de vida. Desde hace cinco años vive en Berlín y hoy es uno de los solistas mexicanos que más atrapa las miradas en México y en el extranjero.
Adelanta que próximamente interpretará las seis suites de Johann Sebastian Bach. “Es algo personal. Recuerdo que cuando tenía 18 años toqué tres suites y ahora quiero hacerlas todas, porque creo que es la mejor música escrita para el chelo; es la síntesis de todo y Bach es el padre, es lo más sagrado que hay para este instrumento”.
¿Cómo describiría la música de Bach? “Es algo infinito. Las suites de Bach son piezas que me enseñó mi padre compás por compás, y eso me acompañó al ir creciendo. Bach es infinito porque, estilísticamente hablando, cada persona va formando su propio concepto de esta música, así que pronto lo haré”.
¿En qué momento decidió ser violonchelista? “No creo que lo haya decidido tanto, porque me pusieron el violonchelo casi desde bebé. Recuerdo que me daban clases de piano, pero el chelo siempre estuvo ahí. Recuerdo el día que hice mi debut con la Filarmónica de Querétaro, tenía 10 años y fue un momento bonito, pero es borroso”.
Finalmente, el artista que aún no debuta como solista en el Palacio de Bellas Artes, adelanta que pronto concluirá su diplomado como solista en Alemania. “He tocado bastante música de cámara en Berlín, pero también me ha interesado enseñar a los jóvenes solistas, como ha ocurrido en el programa Armonía Social”, explica.
Pese a todo, reconoce que en México todo pareciera un poco más complejo. “Tengo casi la mitad de mi vida fuera de México y a veces es difícil conseguir cosas aquí. Quizá no esté muy valorado lo que uno hace, pero sí me gustaría tener más contacto con músicos mexicanos y hacer no sólo recitales, sino también dar clases”, concluye.