lunes, noviembre 25, 2024

Patricia Lagarde, alquimista de universos imaginarios

La fotógrafa mexicana, quien trabaja en dos libros, recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico 2023 el próximo 24 de agosto

Agencia Excélsior

La fotógrafa mexicana Patricia Lagarde (CDMX, 1961), quien recibirá el próximo 24 de agosto la Medalla al Mérito Fotográfico 2023, es la arquitecta de sus propias atmósferas, inspirada en la ruina y en los viajes del siglo XIX. En entrevista con
Excélsior, la artista visual revela que trabaja en un Breve atlas de Islas de México y en un libro de artista sobre el origen del universo, desde una visión personal del Big bang.

¿Qué representa para usted este reconocimiento? “Es entrañable para mí, porque viene de la Fototeca Nacional, del centro de la fotografía misma, del lugar en donde se conoce, se piensa y se resguardan las imágenes de nuestro país. Es un reconocimiento dado por aquellos que aman la fotografía tanto como yo”.

¿Por qué le interesa trabajar con objetos tocados o abandonados? “Los objetos son el testimonio de nuestro paso por la Tierra, los artefactos nos definen y son capaces de contar la historia del pensamiento humano. Las cosas permanecen calladas, pero si sabemos verlas están llenas de vida y elocuencia. Por otra parte, mi gusto por la ruina, por aquello que está en tránsito de desaparecer puede tener su símil en la fotografía misma; las fotografías no son más que pruebas, huellas de algo que ya fue y es irrecuperable. La fotografía nos permite materializar el pasado, es una ventana a otro tiempo. Nos hace patente lo que ya no volverá a ser y nos permite resguardarlo”.

¿Cómo influyen los gabinetes de curiosidades en su obra? “El tema de las colecciones y los archivos ha estado siempre presente en mi quehacer. Uno de mis primeros trabajos fue elaborar un herbario con las plantas medicinales que, en el México prehispánico, curaban las afecciones del alma. Ese trabajo está publicado en un libro de Artes de México.

“Es en el mundo de la reunión de objetos, donde encuentro una aventura humana que me fascina, el deseo por abarcar y definir aquello que nos rodea, por clasificarlo cuando sabemos que es una batalla de antemano perdida, un afán lleno de poesía. Trabajos como el Archivo Lunar, Ars combinatoria, Atlas entomológico, Melancolía I, y varios más proponen formas personales de clasificar y pensar las cosas, siempre a través de un universo visual”, explica.

¿Qué elementos nutren su universo creativo? “Mi trabajo se alimenta de muchas fuentes, de la botánica, la astronomía, la literatura y, sobre todo, de la narrativa de los viajes, ya sean trayectos íntimos como el de Gregorio (Samsa), el personaje de Kafka convertido en insecto, recorriendo su habitación en soledad; el sueño de Alicia cayendo y cayendo… o el viaje de Xavier de Maistre alrededor de su habitación y, por otra parte, los grande viajes del siglo XIX, cuando aún quedaban lugares por descubrir: la aventura de intentar cruzar el Polo Norte en globo o las incursiones de la primera mujer europea que logró llegar al Tíbet disfrazada de hombre, Alexandra David Neel”.

¿Su obra es cercana al realismo mágico? “No soy adepta al término realismo mágico. Preferiría hablar de un universo anclado en la imaginación, aunque me gusta mucho el ensayo que escribió Juan Antonio Molina sobre mi trabajo, en el que dice: “pudiéramos encontrar analogías entre este catálogo de motivos fotográficos y un inventario de los regalos que el gitano Melquíades dejó a José Arcadio Buendía en sucesivas visitas a Macondo: dos imanes, un catalejo, una lupa, un astrolabio, un laboratorio de alquimia, una dentadura postiza, un bloque de hielo, una estera voladora, la máquina de la memoria y –no podía faltar– un laboratorio de daguerrotipia”.

Asegura que no tiene ninguna relación con la fotografía espontánea y habla sobre la fotografía actual.

“El mundo de la imagen está sufriendo cambios acelerados, las nuevas tecnologías están cambiando nuestra forma de fotografiar y de entender el mundo. Vivimos en una era parecida a la que Borges describe en el que un gran mapa idéntico en escala y forma cubre el mundo. Cada día seremos más incapaces de distinguir aquello que llamamos entorno o realidad con las imágenes que producimos. Por otra parte, habitamos en el mundo de la inmediatez en donde no me siento cómoda. Prefiero los tiempos largos, más reflexivos. Disfruto mucho del oficio, de la parte manual, sensorial, me interesa el peso y la materialidad de las cosas”.