El historiador estadunidense apuesta por la permanencia del libro y critica el monopolio de las ideas
Agencia Excélsior
El libro como fenómeno cultural, la lectura como práctica social, la censura de la palabra escrita a través de la historia y las posibilidades de crear nuevos formatos de libros a partir de la revolución digital son los temas que le interesan al historiador neoyorquino Robert Darnton (1939).
Considerado uno de los grandes expertos en la historia del libro, con énfasis en la Francia del siglo XVIII, la India del siglo XIX y la Alemania de la posguerra, el egresado de la Universidad de Harvard está convencido de que el libro impreso permanecerá con el hombre durante mucho tiempo.
El investigador de 84 años visitó México para participar en la quinta Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni), que se realiza en el Centro de Exposiciones y Congresos de la UNAM hasta el 3 de septiembre.
En entrevista, reflexiona sobre la naturaleza de la censura y las distintas formas que adquiere, sobre la vigilancia que ejerce el monopolio tecnológico Google e, incluso, sobre el peligro que implica educar a niños y jóvenes con un “texto único”, como el caso de los libros de texto gratuitos que los mexicanos llevan durante la educación básica.
La censura es parte de la cultura política de cierto tiempo y lugar. Debemos conocer su naturaleza, antes que reprobarla. No empezaría con una definición, sino con una pregunta: ¿cómo funciona?
Como antropólogo, me pregunto por el sentido, hago investigación, y creo que debemos conocer profundamente el sistema de censura para entenderla. Por supuesto que hay represión, pero de qué tipo, por qué esta clase y no otra”, afirma. Explica que no puede identificar cómo trabajan los censores hoy en día. “Para responder esta pregunta debo investigar este fenómeno en la actualidad y en un país específico. Por ejemplo, estudié lo que sucedía en la Alemania del Este. Estuve en Berlín en 1989 y 1990, después de que cayó el Muro. Hablé con ellos, traté de entender su punto de vista, investigué los archivos del Partido Comunista y encontré cómo trabajaban. Pero no puedo responder qué pasa en China hoy o en México, pues no se ve a simple vista”.
Darnton dice que lo que es cierto es que la vigilancia del ciudadano ha aumentado a partir del internet y la aparición de Google y redes sociales como Facebook. “Esto es posible porque la tecnología se ha desarrollado. No soy experto, pero ambos siguen todo lo que hacemos. En mi caso, Google piensa que soy francés, porque cada vez que hago una búsqueda me salen resultados en francés. Cree que me conoce mejor que yo. Probablemente han accedido a información que ni nosotros mismos conocemos. Es peligroso, da miedo”, agrega.
El director de la biblioteca de la Universidad de Harvard lamenta no haber estudiado más naciones como México. “Pero creo que, respecto a los libros de texto gratuitos, es peligroso si todos leen exactamente el mismo texto, porque cuando no hay competencia de ideas, las cosas se vuelven un monopolio, como Google, que concentra la información y la puede cargar de ideología”.
Destaca que no está de acuerdo cuando se afirma que internet y la palabra impresa son enemigos. “Al contrario, pienso que son aliados. En EU, cuando el libro electrónico fue lanzado, pensamos que era el fin del libro impreso. Los e-books se vendieron bien; pero, al paso del tiempo, las cifras bajaron. Y ahora, el libro impreso está escalando. Esto es muy saludable, porque con la digitalización podemos crear una nueva clase de libros”.
El especialista adelanta que en tres semanas se publicará su libro Temperamento revolucionario, que trata sobre la sociedad de la información en París. “Sobre cómo ésta viaja a través de la población, lo que crea una consciencia colectiva y, de esta forma, libra
una revolución”.
También comparte su nuevo proyecto. “Es sobre los periodistas de Nueva York, en los años 20 y 30 de la centuria pasada, en la era del jazz, con reporteros y editores. Mi padre fue uno de ellos. Nunca lo conocí, porque murió en la guerra; no tengo información sobre él, pero me gustaría estudiar el mundo en el que vivió”.