La escritora mexicana reflexiona sobre sus certezas, sobre la evolución de su oficio y la importancia de leer este género
Agencia Excélsior
Ante una sociedad de injusticias, de violencias y de guerras, en la que “la libertad está en riesgo”, a la poeta mexicana Coral Bracho (1951) le queda la certeza de la resiliencia humana y su capacidad de cambio.
El ser humano puede no decidir que el dinero es lo que verdaderamente importa, porque por el dinero se hace desde una matanza hasta la destrucción de una selva. Debemos cambiar, escoger lo que realmente importa”, afirma en entrevista con Excélsior.
La Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023 comenta que “nos hace falta a todos ser más conscientes de las relaciones entre los hombres, de acercarnos más a los otros; no sólo a los que tiene uno alrededor, sino a los de otras culturas. Creo que por eso se da la violencia que vivimos”.
Agrega que la humanidad necesita de “una nueva forma de ver”, pero también de capacidad analítica, crítica y una conciencia ética; y que todo esto da la poesía.
Absolutamente lo creo. Una conciencia ética en relación con los demás humanos; y en relación con los animales, de los que nos sentimos tan por encima, y eso es verdaderamente falso, agresivo y terrible.
La poesía te hace recurrir a la sensibilidad y a los sentimientos. Es un acercamiento a los sentimientos, penetrar en ellos, tratar de ver más allá a través de ellos”, añade.
La autora de Huellas de luz (1994), que reúne sus primeros títulos, señala que la poesía es un acercamiento a todo. “A cualquier cosa que ves, tanto lo que tienes cerca como lo que te intriga porque está lejos. No se sabe a fondo qué es la poesía y entonces te lo preguntas desde tus posibilidades.
Yo me pregunto cualquier cosa. Lo que es hermoso de escribir es que cada día existe la posibilidad de ver algo, de preguntarse algo, de comentar algo, de inquietarse por algo, de ver algo que sabes que la cotidianidad diluye. Y eso es lo hermoso de la poesía, que está abierta a absolutamente todo. Hay sorpresas siempre detrás, hay asombro”, indica.
La egresada de Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM admite que nunca tuvo miedo de llegar a la poesía de manera directa, a pesar de que es el género literario que se considera el más difícil.
Creo que fue porque justamente me iba a dedicar a otra cosa, a la ciencia. Y cuando decidí meterme a Letras era para leer mucho, no tanto porque me sintiera escritora. Empecé a escribir no de manera intencional, quería ver qué se sentía. Y descubrí que es fascinante. Hay algo, un aliento que te brota quién sabe de dónde.
Sentí el poder de la palabra que te sugiere, le estás abriendo las posibilidades para que te sugiera en términos sonoros, visuales, de sentido; y, simplemente, surge. Entonces, me di cuenta que era una experiencia muy hermosa y seguí escribiendo”, narra.
La también ganadora de los premios de Poesía Aguascalientes 1981 y el Xavier Villaurrutia 2003, los dos más importantes de este género, admite que sí ha notado una evolución en su estilo tras más de cuatro décadas de trayectoria.
Creo que pasé a formas mucho más sencillas. Pero regreso a lo otro; o sea, creo que constantemente estoy en todos lados y abierta a lo que sea. Como me gustaba la poesía de muy distintos tipos, nunca me aferré a un tipo específico”, detalla.
A sus 72 años, Bracho rechaza definir su estilo, los pasos andados. “Pero te puedo decir que me siento absolutamente feliz de tener dos nietas maravillosas, de mis hijas, de mis hermanos, de mi pareja, de mis amigos.
Lo que me hace ver este premio (el FIL de Literatura) es la cercanía con tanta gente; incluso personas que no conocía se han acercado a mí a través de mi poesía, y creo que eso es lo más hermoso, el contacto con tanta gente”, dice.
La autora de Poesía reunida, 1977-2023 (Era) destaca que trabaja en dos libros que planea publicar este 2024: uno sobre sus recuerdos de infancia. “Fue muy feliz y hermosa; con la familia, con mi padre, quien murió cuando yo tenía diez años, con mis hermanos y mis primos, muy cercanos y queridos”.
Y otro sobre poemas políticos. “Entre otros temas, hablo de México, del que me duele toda la violencia, me duele verlo como está”, concluye.