Suelos agrietados y redes de pesca abandonadas quedan en lo que hace unos meses era la presa El Palote, sitio de recreación y de llegada de aves
Agencia Excélsior
Lo que por mucho tiempo fue un importante vaso de captación, ahora es un desierto en medio de la ciudad.
Desde que se secó por completo es posible caminar hasta las ruinas de lo que fue la Hacienda de El Palote, antes de ser inundada para dar paso a la presa del mismo nombre.
De esta construcción quedan algunos muros y una habitación que han resistido el paso de los años y las condiciones del embalse.
Cuando la presa está al 100% de su capacidad, el agua asciende a aproximadamente cuatro metros. Actualmente, no hay absolutamente nada de agua.
Pisos agrietados, redes de pesca abandonadas y un panorama desolador se muestran en lo que fue hasta hace poco un sitio lleno de vida y un espacio para la convivencia.
Las aves migratorias tuvieron que buscar un mejor destino y las que no pudieron emprender el vuelo fueron rescatadas para evitar su muerte.
Cerca de 200 gansos y patos que antes estaban en libertad, ahora están en pequeños corrales en donde son alimentados y hasta tienen sus albercas para protegerse de las altas temperaturas.
Algunas lanchas que se utilizaban para la pesca quedaron varadas desde que se secó esta presa. De esta actividad dependen alrededor de 26 familias, que se quedaron sin su principal fuente de ingresos.
“Estamos atendiendo de forma especial a los pescadores de la presa de El palote. Por parte de la Secretaría de Reactivación Económica un programa directo y un programa emergente de despensas”, indicó Jorge Jiménez Lona, alcalde de León.