martes, noviembre 26, 2024

Alegorías de lo divino y lo profano en el Museo Nacional de Arte

La muestra ‘Ángeles. Las huestes celestiales en la Tierra’, conjunta obras de Cristóbal de Villalpando, Miguel Cabrera, Juan Soriano, Cordelia Urueta, Maribel Portela y Javier Marín, entre otros

Agencia Excélsior

El Museo Nacional de Arte (Munal) se convertirá, a partir de hoy, en una galería de ángeles y demonios, en un fractal de pasión, sensualidad y devoción que une al arte novohispano con el moderno en la exposición Ángeles. Las huestes celestiales en la Tierra, donde coinciden obras de Cristóbal de Villalpando, Juan Correa y Miguel Cabrera, con la de Juan Soriano, Ángel Zárraga, Carmen Parra, Cordelia Urueta, Javier Marín, Maribel Portela, el arte popular y la cabeza del Ángel de la Independencia, que cayó durante el sismo de 1957.

No es una exposición religiosa. Somos un museo laico. Pero, evidentemente, una parte nodal la determina nuestra colección de arte virreinal por muchos sentidos”, explicó en entrevista Héctor
Palhares, director del Munal y cocurador de la muestra que permanecerá abierta hasta el 8 de septiembre, donde es posible comprender al ángel como un universo de símbolos.

Sobre la figura del ángel, detalló Palhares, representa lo que queremos ser y no podemos, pero que lo somos a través de estas piezas. “Así como hemos inventado el helicóptero, el avión, la avioneta, con la apreciación desde Ícaro, en la antigüedad, o Leonardo Da Vinci en el Renacimiento, siempre hemos buscado rebasar los límites temporales en la Tierra y esto nos ha llevado a otras dimensiones y a otras voces que le dan forma a esta galería de seres alados”.

Es así como en esta muestra es posible encontrar el cariz devocional de Cabrera, Correa y Rodríguez Juárez y, de pronto, descubrir las libertades simbólicas del siglo XIX como en El juicio entre la Virtud y el Vicio, de Francesco Podesti, o en referencias eróticas en las representaciones de Miguel de Madariaga, como en Exaltatio Interruptio. (Desventajas del ego I), y de Juan Soriano, con la representación que hizo de Diego de Meza, su primer gran compañero en la obra La playa, donde aparecen rostros e investiduras que devienen de lo angélico.

La exhibición, abundó Palhares, es un proyecto pretencioso que nació en 2019 a partir de una pieza de la colección del Museo de Guadalupe Zacatecas: La Anunciación, de Cristóbal de Villalpando, pero que invita a otros guiños y a otras lecturas “para acercarnos a lo que queremos ser y no podemos”.

Aunque, aclaró que no se trata de exponer un sesgo religioso, “sino ese sentido aspiracional que poseemos, pues al no tener alas buscamos esa manera de romper lo mundano y acceder a lo trascendental”.

También puntualizó la relevancia de incluir las impresiones de ángeles de calendario provenientes de la cultura popular, ampliamente difundidos por la Fábrica Galas de México entre 1930 y 1980.

Palhares destacó que otra de las obras clave de la muestra es el óleo Santa Cecilia (1590), recién restaurado por Cencropam que es la pieza más antigua del Munal, proveniente de la Pinacoteca Virreinal de San Diego y pintada por el artista sevillano Andrés de Concha, uno de los primeros referentes de la tradición hispana en México, quien también pintó el retablo mayor de Yanhuitlán, en Oaxaca, y quien fue maestro en la Catedral de México.

Otra pieza poco conocida que se incluye es Casa y taller de Nazareth (1723), de José de Mota, que muestra a un grupo de ángeles trabajando en un taller y que pertenece a la Universidad del Claustro de Sor Juana.

Además de Ángeles de la noche, de Cordelia Urueta, “obra portentosa de arte moderno, de colores, de movimiento y gestualidad que pocas veces se ve fuera de la colección de Marta Villaseñor”.

Finalmente, reconoció que, aunque la muestra pudo limitarse a las representaciones del arte barroco, con una galería de seres angélicos y música inmersiva, pero esto ya ha sido contado en el pasado con otras piezas y otros discursos.

Así que, en este caso, la intención fue llevar a esas piezas (novohispanas) a un diálogo de contrapunto con el arte moderno y contemporáneo. “Habrá público más tradicional que verá la imagen angélica, de gran envergadura y devoción, pero los jóvenes podrán ver un mural intervenido por un artista de cómic, donde está el ala del bien y del mal, que crea esa dicotomía de lo que hoy implica (el ángel) en nuestra realidad contemporánea”, concluyó.