El Museo del Pueblo y el Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, son, desde ayer, sedes de este encuentro que reúne 29 obras que se exhibirán hasta el próximo 25 de agosto
Agencia Excélsior
La artista visual Magali Lara (CDMX, 1956) se inspiró en el Leteo, el río mitológico del Hades que provoca el olvido, para crear una de las 29 obras que fueron comisionadas para la 15 Bienal Femsa, inaugurada ayer en Guanajuato en el Museo del Pueblo y en el Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas, donde también participan artistas y colectivos como Lorena Mal, Lucía Vidales, Daniel Godínez Nivón, Salvador Xharicata, Irving Segovia Tuxamee y Arrogante Albino, entre otros.
El olvido, la memoria y la muerte es lo que marca a esta pieza titulada Leteo, en un momento en que la situación de violencia, la desaparición y hasta del cambio climático ya no es algo que está fuera de nosotros, sino que lo tenemos incorporado en el cuerpo. Esta manera de recuperar este mito griego es una forma de recordarnos que pertenecemos al mundo y que podemos hacer un duelo juntos”, comentó en entrevista con Excélsior Magali Lara.
Sin embargo, aclaró que su trabajo tampoco busca llevar al espectador a un estado de depresión. “En esta pieza también hay luz y lo interesante es que hace eco con otras piezas de la bienal, al hablar de luz y oscuridad, de vida y muerte. Además, el duelo no necesariamente es algo malo, porque nos ayuda a reconformarnos, a reconfigurarnos y a tener otro tipo de respuestas”.
También reconoció que en su trabajo se nota que lleva muchos años siendo artista y que, por edad, “la reflexiones sobre la vida, sobre la muerte y el cuerpo están presentes. Hay una edad en que pierdes a tus padres, que la muerte se hace omnipresente y, de pronto, te quedas a la intemperie. Yo creo que la visión de un joven tiene una cosa más a futuro, y lo mío tiene una revisión de cuentas, cosas que he visto”.
Otras de las comisiones destacadas es Restregarnos tierra en los ojos (Habitar dentro de una vasija), de Lorena Mal (CDMX, 1986), un conjunto de tres piezas que exploran las capas de la historia, a partir de dos murales y una escultura. El primero está hecho a base de tierra y el otro representa una serie de dibujos calados sobre madera que exploran el origen y la vigencia de la cultura chupícuaro.
Los muros son una especie de pregunta, porque es ver qué relación existe entre nosotros y la cultura chupícuaro, a 2 mil años o más de distancia, tratándose de una de las culturas más antiguas, cuyos vestigios están bajo el agua, y no tenemos a nadie que provenga de esa cultura. Entonces, ¿cómo nos comunicamos con algo que parece no haber perdurado a través de los objetos culturales?”, expuso la artista.
Y añadió: “Esta pieza también busca propiciar en el visitante la idea de habitar una vasija, porque el mural es del mismo material con que está hecha la vasija. Es como si entráramos a la panza de la pieza”. Pero también es una serie que apunta hacia la problemática del archivo como parte de la conservación y preservación de una cultura prehispánica, advirtió.
Otras obras que se presentaron, como parte del primer circuito de la bienal, fueron: Que no estoy aquí (Enclaustramiento puritano), de Tuxamee; Nínt’ani. Volverá casa, de Xharicata; así como Nisoats, Mitote, Dificultad en el aire y Ver arder, de Lucía Vidales; El sueño del oyamel, de Godínez Nivón; Retrato en espiral, de Isa Carrillo, y Totentanz y La muerte arquera y la alegría de vivir, de Néstor Jiménez.
PIE DE MONTE
Durante la apertura, Mariana Munguía, directora de la 15 Bienal Femsa, destacó la modalidad itinerante de esta muestra, lo cual representó integración con la comunidad.
El programa se dividió en cinco partes. La primera son las comisiones que exponen los 29 artistas invitados, quienes realizaron una obra ex profeso para la bienal. La segunda agrupa las producciones audiovisuales, entre cortometrajes, largometrajes y conferencias performáticas.
La tercera será el encuentro de editoriales independientes, titulado Pie de Monte. Le sigue la realización de un libro-memoria que condense la experiencia artística de la bienal, y la quinta es el trabajo con los espacios independientes que presentan sus proyectos.
Finalmente, la curadora Pamela Desjardins refirió que en esta bienal, aunque el eje es La voz de la montaña, las piezas abordaron otros temas, como la identidad, el territorio y la relación entre el cuerpo y el paisaje.
Durante la apertura estuvieron presentes María Adriana Camarena, directora del Instituto Estatal de la Cultura; Ramón Ignacio Lemus, director del Forum Cultural Guanajuato; y Luis Quirós Sada, gerente de Arte y Cultura Femsa, entre otros.