Las algas microscópicas son expulsadas por el mar debido a las altas temperaturas, lo que provoca que los organismos mueran
Agencia Excélsior
CABO PULMO, BCS.
Al igual que los cotorros y loros en San Luis Potosí y Tamaulipas o los monos saraguato en Tabasco, Chiapas, Veracruz y Campeche, los corales están muriendo en el Pacifico Mexicano y el Golfo de California por el exceso de calor.
Unos en el medio terrestre y los otros, en el medio marino. Especies de vida silvestre que sufren los estragos del cambio climático, exacerbado por los efectos del llamado fenómeno de El Niño.
Todos, animales en riesgo, protegidos por la legislación ambiental, que sirven como indicadores de la buena salud de los ecosistemas.
En días recientes, la Sociedad Mexicana de Arrecifes Coralinos (SOMAC), conformada por estudiantes, investigadores y científicos en temas biológicos, reportó la muerte masiva de decenas de millones de corales, de punta a punta, de sur a norte del país.
Blanqueamiento
Rebeca Meléndez, manager de Conversación de Corales de Costa Salvaje, recordó que los corales son animales, que viven en simbiosis con un alga microscópica.
“Cuando el coral sufre estrés térmico por el incremento en la temperatura del mar, expulsa las microalgas que lo proveen de energía y alimento. Cuando sucede el blanqueamiento, es porque vemos directamente el esqueleto del coral”, explicó.
La bióloga marina detalló que sin esta alga que aporta llamativos colores al coral, el organismo muere a los pocos días de hambre o inanición, si es que el calor no baja, para permitir el retorno de las algas.
Fay Crevoshay, directora de Comunicaciones y Políticas Públicas de Costa Salvaje, destacó que el mayor impacto por la elevación de hasta tres grados en la temperatura del océano Pacífico, se presentó a partir de mayo de 2023 en Bahías de Huatulco, Oaxaca.
“El cambio climático está causando que el mar se caliente y muy rápido, por ejemplo, en Huatulco, se elevó en dos semanas a niveles altísimos y el 92 por ciento de los arrecifes murieron”, lamentó.
En el Caribe mexicano, también se registró un episodio masivo de blanqueamiento, con afectación entre el 30 y 50 por ciento de los corales en sitios como Puerto Morelos, Cancún o Cozumel.
El severo calor, que hasta este momento sigue rompiendo todas las marcas, subió a lo largo de todo el Pacífico, bordeando la costa hasta llegar al Golfo de California o Mar de Cortés.
En octubre de 2023 se alcanzó el punto máximo de ebullición en Baja California Sur, en las áreas naturales protegidas de Cabo Pulmo, el Archipiélago Espíritu Santo y Balandra, donde hasta hoy prevalecen las altas temperaturas.
“Alcanzamos temperaturas por encima de los 31 grados, estamos hablando de casi dos grados por encima del margen de tolerancia de los corales”, advirtió Alejandra Robles, técnica en el Laboratorio de Sistemas Arrecifales de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).
La maestra en Ciencias, quien realizó un importante estudio de monitoreo y análisis sobre los corales en el Golfo de California, de la mano del doctor Héctor Reyes, reveló que el blanqueamiento alcanzó en promedio el 15 por ciento de los organismos.
“Balandra, fue el área más impactada, porque se trata de sitios costeros, más cercanos a la superficie, donde además de la temperatura, la penetración de la luz juega un papel muy importante”, precisó.
Resiliencia
En contraste, los corales que mejor resistieron el embate de las altas temperaturas fueron los del Parque Nacional Cabo Pulmo, situado en un pequeño pueblo de pescadores, en la costa Este de la península de Baja California, que desde los años 90 decidió sacar sus redes del mar y proteger el único arrecife de la región, convirtiéndose así en un ejemplo a nivel mundial en turismo sustentable.
“En Cabo Pulmo tuvimos un blanqueamiento del 50 por ciento de los corales, es decir, la mitad del arrecife quedó completamente blanco, pero por suerte, los corales de este parque, del Golfo de California y del Pacífico Mexicano, son resilientes y son capaces de recuperarse de estas enfermedades vinculadas al cambio climático y El Niño, por lo que sólo murió el 10 por ciento”, manifestó Rebeca Meléndez, manager de Conversación de Corales de Costa Salvaje.
De esta forma, el joven arrecife de Cabo Pulmo, con tan sólo 125 mil años de edad, dio muestras de resiliencia, gracias a las buenas prácticas y tareas de conservación que los pobladores de la comunidad realizan en siete mil hectáreas de ecosistemas de coral, lo que permitirá que siga siendo la joya de la corona el el Golfo de California.
Seguimos nosotros
La muerte de especies de fauna en las últimas semanas, por el intenso calor, es un llamado a la acción este 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, porque después de ellos, podemos seguir nosotros.
En este caso los corales, que crecen uno o dos centímetros al año, son animales que prestan importantes servicios ambientales a la humanidad, al ser una defensa natural contra mareas, tormentas y huracanes o al servir como sumideros de carbono, al atrapar de la atmósfera los gases de efecto invernadero.
Además de que los arrecifes de coral, aportan el tercio de la proteína que requiere el mundo para la alimentación, al ser zonas de crianza de especies de importancia comercial.
Por si fuera poco, los corales son una fuente de ingresos para muchas comunidades costeras, que dependen de la visita de turistas nacionales y extranjeros para realizar actividades de buceo y snorkel.