El Cencropam avanza a marchas forzadas en la limpieza y digitalización del archivo documental del Nobel literario y su resguardo en un repositorio
Agencia Excélsior
Los expertos del Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) no concluirán la limpieza, estabilización y digitalización del acervo documental, bibliográfico y artístico de Octavio Paz antes de que termine el actual sexenio.
Incluso, se informa que el juzgado 25 de lo familiar aún tiene pendiente de asignar al DIF parte de la masa testamentaria hallada en los domicilios de Río Guadalquivir y Porfirio Díaz, en especial lo correspondiente a obra artística.
Mientras tanto, los expertos trabajan a marchas forzadas, como confirmó Excélsior hace unos días en un recorrido por el laboratorio de biodeterioro y las áreas de restauración y digitalización que Cencropam hace meses adaptó en la Casa Marie José y Octavio Paz, en la colonia Tacuba, donde trabajan 11 elementos de dicha institución.
De inicio, Ernesto Martínez Bermúdez, titular del Cencropam, detalló que el acervo documental está integrado por 137,277 fojas resguardadas en 364 carpetas, así como 160 muebles y 478 piezas de menaje.
A esto se suman 1,929 piezas de arte (grabados, fotografías y esculturas), de las cuales 494 son de Marie-Jo, esposa de Paz.
Martínez detalló que también han contabilizado 983 paquetes con ropa, zapatos, maletas y objetos personales; 27,588 libros y revistas; 17,913 fotografías, negativos y diapositivas; 408 piezas de material audiovisual, 229 textiles, en su mayoría provenientes de la India.
Así como 44 medallas y reconocimientos, 140 carteles relacionados con el poeta y 1,778 piezas de artes decorativas (floreros y joyeros).
De este volumen, Martínez asegura que ya se realizó el 70% de la desinfección y estabilización del archivo documental, aunque aún falta por catalogar 128,000 fojas. Y en cuanto a la digitalización, admite que sólo han avanzado en 30% de lo estabilizado.
¿Cuándo concluirán la intervención?, se le pregunta a Ernesto Martínez. “No tenemos una fecha límite, así que continuamos el proceso de conservación”.
LIBRES DE ÁCIDO
Todos los documentos que llegan a esta sede atraviesan cuatro momentos. El primero es la aspiración de microorganismos y la limpieza acuosa o con rayos ultravioleta, así como el retiro de manchas de óxido y la corrección de pliegues de cada documento.
En esta área, los expertos utilizan agua destilada, jabón neutro, desinfectantes con valor cítrico en base agua y esponjas naturales.
La segunda fase considera la elaboración de guardas de plástico y de papel libre de ácido, para luego ser depositadas en guardas especiales y, a su vez, en cajas de polipropileno. Posteriormente, cada documento es fotografiado y digitalizado.
Al final, los materiales físicos se resguardan en una bodega de tránsito, mientras que los digitales se colocan en un repositorio del INBAL.
¿Dicho repositorio será de acceso público y cómo protegerán el contenido digital? “Es buena pregunta, pero es parte de lo que el juez tendrá que definir. Nosotros, lo que estamos haciendo ahora es la preservación de toda la información.
“Nuestra etapa final es la digitalización y el resguardo en ese repositorio del INBAL para garantizar que no se disgregue la información. Posteriormente, el juez y el gobierno de la CDMX decidirán (el futuro)”, plantea.
¿En qué parte del proceso está el Cencropam? “Nosotros no sólo (trabajamos) aquí, sino también en los domicilios de Paz, en Porfirio Díaz 125 y en Río Guadalquivir 109, interior 104. Estamos en la etapa final del inventario”, proceso que se realiza con presencia de las actuarias del juzgado y personal del DIF.
¿Por qué se ha demorado tanto el proceso? “Porque es un trabajo minucioso de revisar cada una de las fojas, libros, joyas y el menaje de la casa.
“Por eso se ha convertido en un proceso largo, ya que es un tema de verificar y rectificar lo que va en cada caja”, aunado a que deben corroborar que no exista ningún error.
Finalmente, reconoce que cuando Cencropam se traslade a la Bodega Nacional de Arte, en Chapultepec, podría considerarse mover el acervo.
“Seguramente así será. Allá también tenemos espacio para guardar esto ¿no? “Pero acabemos una cosa primero y luego vemos qué tanto avance tenemos aquí para definir qué hacer en un futuro respecto a las tareas que nos hagan falta”, añade.
Faltan 900 piezas por asignar
Ernesto Martínez comenta que aún hay cerca de 900 obras de arte (entre gráfica, óleos, escultura y textiles) que deben atravesar el trámite jurídico para ser asignadas al DIF y, entonces, ser intervenidas.
“Ya se hizo un primer trabajo de limpieza y estabilización a las piezas, que están en cajas preparadas por nosotros, pero hay que cumplir con todos los tiempos del juzgado y como lo señala este procedimiento”, precisa.
Las piezas, abunda Martínez, serán atendidas con base en el dictamen preliminar que se realizó y, una vez asignadas, serán atendidas en los diferentes talleres del Cencropam.
“(Las piezas) están separadas por materiales. Por ejemplo, hay mucha gráfica, óleos y acuarelas. Entonces, a partir del resultado del dictamen, nosotros le decimos al DIF la problemática que están presentando, nos vamos a tardar tanto tiempo y esto cuesta tanto”, explica.
Por último, asevera que la seguridad de la casa es importante, por lo que ésta es custodiada por elementos de la Guardia Nacional, mientras que la zona de trabajo es de acceso absolutamente restringido.