El historietista invita a los terrícolas, a través de las tiras de Las crónicas marcianas, a mirarse en el espejo de otros mundos
Agencia Excélsior
Somos una raza que no ha aprendido nada de la historia. No sabemos cuidar nuestros recursos naturales. No podemos guiar en buena lid, sino con puros pleitos, bombazos y guerras. Como raza humana, no le veo futuro”, dice tajante el historietista José Trinidad Camacho, mejor conocido como Trino.
La cultura de la cancelación nos está llevando a puntos infames. Hay gente que niega el Holocausto, que aún cree que la Tierra es plana. Estamos en un planeta precioso y nos lo estamos acabando. Veo todo con pesimismo.
En el mundo hay mucha polarización. Estamos a punto de crear un conflicto nuclear. Mira quién está ganando las elecciones en Francia, en Italia, Venezuela, Nicaragua, Argentina, México, qué tal Trump. Si los extraterrestres vinieran, dirían de inmediato ‘¡Vámonos de aquí, está muy gacho!’”, afirma sin dudar.
Por estas razones, confiesa el caricaturista tapatío en entrevista con Excélsior, sin pensar pediría un raite o un aventón a Saturno. “Siempre me ha fascinado ese planeta que tiene anillos alrededor”.
Sobre todo esto invitan a reflexionar los seres, terrícolas y alienígenas, que cohabitan en Las crónicas marcianas (Aguilar), el libro más reciente de Trino que se presentará el 7 de diciembre, a mediodía, en la 38 Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Con el subtítulo de “Alienígenas e integrados”, como un guiño al filósofo italiano Umberto Eco, autor de Apocalípticos e integrados, título que le costó mucho trabajo comprender en su juventud, el volumen reúne tiras cómicas creadas por un escéptico.
Yo soy de los integrados. Esto es antimarketing, pero siempre aclaro que no creo en los extraterrestres. Pero estoy totalmente abierto a que me lleven a un viaje astral. Sólo pido que no me vayan a hacer cosas, pero que sí me los presenten y seré el primer promotor de que sí existen y están aquí.
Siempre se me ha hecho absurdo que vengan en una nave con lucecitas. Quiero creer, como Fox Mulder, de la serie Los expedientes secretos X. Pero soy muy escéptico, por eso las crónicas me salen tan sabrosas. Tengo esa dualidad, parece que creo, pero no. Incluso muchos piensan que soy un alienígena, pero que no lo acepto porque quiero dar un golpe blando, como dicen en la política, para acabar con los terrícolas. A lo mejor sí”, admite risueño.
Asegura que, en realidad, el hombre está solo en el universo. “Si hay vida en otros planetas debe ser orgánica, de plantitas. No creo que los marcianos tengan cuatro brazos o seis piernas; además, llegan y hablan un inglés británico chingonsísimo. Y yo, después de tanto estudiar, sólo sé decir red button”.
El dibujante nacido en 1961 está convencido de que “sólo el humor nos va a salvar, es el que nos mantiene vivos; porque si se nos acaba, ya valimos madres”.
Detalla que utiliza al planeta Marte como escenario para sus historias gráficas porque, “desde que tengo uso de razón, le hemos dicho marcianos a los extraterrestres. Ahora ya son seres de luz, iluminati, alienígenas. Pero Marte significa lo más naif de la esencia de los extraterrestres. Nuestra vida se generó a partir de un meteorito que cayó de Marte. Somos producto de un accidente. ¿Qué hubiera pasado si ese meteorito no hubiera caído en la Tierra?”.
Los llamados monstruos emocionales ocupan un lugar importante en el universo creado por Trino. “Todo el tiempo están ahí. Se quitan con terapia. Todos tenemos nuestros monstruos, unos más presentes que otros. Lo triste es que los monstruos emocionales dominan a la gente que está en la política y ahí está el peligro. Necesitan ir a terapia todos, porque, si no, nos van a llevar al abismo”.
Entre los personajes de Las crónicas marcianas, destaca a Rodak, “una especie de emperador, que está basado en Minq, el malo de las series de Flash Gordon”; y a los habitantes de Urok-2, el planeta rojo, “que son medio de izquierda, pero no logran nada”.
Camacho rechaza definir su aportación al mundo del cómic. “Sólo pongo mi granito de arena para que la gente se ría en la mañana, en medio de tantas noticias terribles. Lucho desde la última trinchera, la del humor, que la inteligencia artificial nunca alcanzará. Bueno, eso quiero creer”.